UNA MUJER DE VERDAD
(Dedicado a mi hija Valeria)
Tu
belleza te engalana
y tu
diadema cristiana
¡enaltece
tu pensar!
Siempre
tus pasos he guiado,
desde
niña te he enseñado,
a ser
feliz y soñar.
En tu
rostro se proyecta
tu
sonrisa tan perfecta,
tu
dulzura y humildad.
Y con tus
divinos dones
derramas
las bendiciones
¡porque
es grande tu bondad!
Cuando
supe que existías,
mi
vientre grande crecía,
mi vida
tuvo color.
De
alegría nos colmaste
cuando en
mayo al fin llegaste
¡con tu
dulce resplandor!
El
colibrí hizo una fiesta,
y la
calandria dispuesta,
cantó con
el ruiseñor.
Los
jilgueros te acunaron,
las
mariposas llevaron
¡el mejor
ramo de flor!
Ya no
juegas con muñecas,
no haces
piruetas, ni muecas,
¡eres
mujer de verdad!
La vida
te ha transformado,
nuevas
sendas caminado,
¡y
creciste en libertad!
Ya no
eres mi princesita,
mi
traviesa chiquitita,
la mimada
del hogar.
En mujer
te has convertido,
y ya
tienes un marido
¡por
siempre te voy a amar!
Hoy, que
te veo crecida,
yo le agradezco
a la vida,
te
educamos con valor.
Nadie me
enseñó a ser madre,
aprendimos
con tu padre,
¡te
engendramos con amor!
¡Siempre
sabrás que te quiero!
Un
sentimiento sincero,
colmas mi
felicidad.
Orgullosa
yo me siento,
de tus
dones y talentos,
¡eres mujer
de verdad!
Cuando ya
no esté en el mundo,
mira el
espejo un segundo,
y allí me
vas a encontrar.
Cuando
sientas que me extrañas,
mi
enseñanza te acompaña,
y allí
siempre van a estar.
Yo sentí
las emociones,
palpitar
de corazones,
¡jamás lo
podré olvidar!
Y sentí
la dicha plena,
cuando
tuve el alma llena,
¡y el
milagro de engendrar
Poema publicado en el libro "Entre plumas y pinceles" de Arjona Delia
Todos los derechos reservados.
Copyright ©19/11/2016 by Arjona Delia
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