Plante flores de olvido en tu jardín de ausencia.
Las regué con mi llanto. Las separé de a una.
Les arrime el silencio que habita en tu presencia
y para que brillaran le acerque la luna.
Inventé una montaña para abrigar tu frío.
Un carrillón sin tiempo, una aurora de flecos.
Un barco de colores para cruzar el río
y ahuecar las palabras hasta formar un eco.
Rocié una esperanza en tus manos de princesa.
Con jazmines del alma enlacé tu cintura.
Pinté una aureola rosa sobre tu cabeza
y en un caballo blanco corrí por la llanura.
Ahuyente las tormentas que asediaban tu casa.
Jugué con los candados que estaban en tu puerta.
El aire no es visible, es tan solo una masa
y una quietud que entibia las ilusiones muertas.
Desenredé las nubes pequeñas en el cielo.
Me senté en una estrella para observar tu paso.
Hundí en el medio del agua un mástil con pañuelos
para emprender el viaje más lento del ocaso.
Cuando salgan tus ojos a pasear por el valle
detrás del arco iris tenderé una emboscada.
Con dos luces azules se encenderán las calles
y hablando cien idiomas jamás te diré nada.
Porque sé que los sueños son nada más que eso,
un despertar de historias, un mundo sin presencia.
Y en el que sigue escrito con letras de regreso,
plantas flores de olvido en tu jardín de ausencia.
Autor:Léon Romero.