lluvioso de otoño,
llevándote mi sonrisa
envuelta en tu piel,
yo quedé muy sola,
contemplando el camino,
por el que partiste
para no volver.
Luego llegó el invierno,
también la primavera,
cronológicamente
todo llegó,
menos la alegría
que trae el regreso,
pues hoy está solo mi corazón.
Mil veces he querido,
tratar de alejarme,
de los pensamientos
que te traen a mí,
pero es inútil,
estás en mi recuerdo,
como sombra
que me impide vivir.
Tal vez algún día,
al despertar me sorprenda,
cuando encuentre en otros ojos,
las ganas de reír,
sabré entonces
que te has ido para siempre,
así nuevamente
volveré a ser feliz.
Autor: Marta Bello.