POEMAS PARA LA MUJER Escritora Arjona Delia
Escritora Arjona Delia

31 de octubre de 2009

Poema de la espera

Yo sé que tú eres de otro
y a pesar de eso espero.
Y espero sonriente porque
yo sé que un día como en amor,
el último vale más que el primero
tu tendrás que ser mía.

Yo sé que tú eres de otro
pero eso no me importa.
Porque nada es de nadie
si hay alguien que lo ansía.
Y mi amor es tan largo
y la vida es tan corta
que tendrás que ser mía.

Yo sé que tú eres de otro.
Pero la sed se sacia solamente
en el fondo de la copa vacía.
Y como la paciencia
puede más que la audacia
tú tendrás que ser mía.

Por eso en lo profundo
de mis sueños despiertos
yo seguiré esperando
porque sé que algún día
buscarás el refugio
de mis brazos abiertos
y tendrás que ser mía.






Autor: José Angel Buesa





Amor secreto



Era mi amiga

Era mi amiga, pero yo la amaba
yo la amaba en silencio puramente,
y mientras sus amores me contaba
yo escuchaba sus frases tristemente.

Era mi amiga, pero me gustaba
y mi afán era verla a cada instante.
Nunca supo el amor que yo albergaba
porque siempre me hablaba de su amante.

Era mi amiga para todo el mundo
porque a nadie mi amor yo confesaba,
pero yo la quería muy profundo
y forzosamente me callaba.

Era mi amiga, y mi cuerpo sentía
estremecer si ella me miraba,
al oírla junto a mí feliz me hacía
más de este amor ella nunca supo nada.

y aunque sólo mi amistad yo le ofrecía,
era mi amiga, pero yo la amaba.



Autor: José Angel Buesa




Me extrañaras

Elegía Lamentable

Desde este mismo instante seremos dos extraños
por estos pocos días, quien sabe cuántos años,
yo seré en tu recuerdo como un libro prohibido
uno de esos que nadie confiesa haber leído.

Y así mañana, al vernos en la calle, al ocaso,
tú bajaras los ojos y apretarás el paso,
y yo, discretamente, me cambiaré de acera,
o encenderé un cigarro, como si no te viera.

Seremos dos extraños desde este mismo instante
y pasarán los meses, y tendrás otro amante:
y como eres bonita, sentimental y fiel,
quizás, andando el tiempo, te casarás con él.

Y ya, más que un esposo será como un amigo,
aunque nunca le cuentes que has soñado conmigo,
y aunque, tras tu sonrisa, de mujer satisfecha,
se te empañen los ojos, al llegar una fecha.

Acaso, cuando llueva, recordarás un día
en que estuvimos juntos y en que también llovía.
Y quizás nunca más te coloques aquel traje
de terciopelo verde, con adornos de encaje.

O harás un gesto mío, tal vez sin darte cuenta,
cuando dobles tu almohada con mano soñolienta.
Y domingo a domingo, cuando vayas a misa,
de tu casa a la iglesia, perderás tu sonrisa.

¿Qué más puedo decirte? Serás la esposa honesta
que abanica al marido cuando ronca la siesta,
y tras fregar los platos y tras tender las camas,
te pasarás las noches sacando crucigramas.

Y así, años y años, hasta que, finalmente,
te morirás un día, como toda la gente.
Y voces que aún no existen sollozarán tu nombre,
y cerrarán tus ojos los hijos de otro hombre.







Autor:José Ángel Buesa






Entradas populares

È