La vida en el campo es tranquila y hermosa. Se puede disfrutar de los distintos tonos verdes de la naturaleza, respirar el aire puro y sentir cómo nos acaricia el viento. Pero el campo es más que eso, es trabajo y sacrificio. El campesino se levanta de madrugada, cuando el sol aún no está, a sembrar la semilla de la esperanza. Deben cuidarla y protegerla para poder cultivar su futuro. El campo es la reunión junto al fogón, escuchando el crepitar de las brasas. Es la oveja y el cencerro y es el ladrido del perro. Es el canto del jilguero que acompaña las notas de la guitarra. El campo es jineteada. Es mate amargo que pasa de mano en mano. De eso habla mi poema “Homenaje al campo” (Estilo: Sextilla pareada)
Homenaje al campo
(Arjona Delia)
El campo es aquel paisano
que en invierno y en verano
se levanta a trabajar.
El campo es la esperanza,
cuando el hombre con confianza,
la semilla va sembrar.
El campo es aquel arado
que en la tierra ha caminado,
para un futuro alcanzar.
Es percibir el aliento
y las caricias del viento,
cuando sale a cultivar.
El campo son los caminos
que recorre el campesino
sin importarle nada más.
Rústicos y polvorientos
fiel testigo del momento
de los surcos que abrirá.
Con los sueños germinados
llega en silencio, cansado,
pero tiene un porvenir.
Siempre inclina su cabeza,
porque el campo y su belleza,
lo alientan a seguir.
El campo es el quebracho,
es el niño y el muchacho,
que se arriman al fogón.
Es crepitar de las brasas,
es crisol de nuestras razas,
es su máxima expresión.
El campo es el mate amargo
después de un día muy largo
que los invita a parar.
Es descanso merecido,
al trabajo producido,
es un alto al caminar.
Porque el campo es el sustento,
es azul del firmamento,
es amistad, compartir,
empanadas, tortas fritas,
es asado, las visitas,
es presente y es vivir.
Es la oveja y el cencerro
y es el ladrido del perro
que las tiene que juntar.
El chiquero, los corrales,
los patos, los animales
que los tienen para criar.
Es el canto del jilguero,
la casita del hornero,
de las aves, su trinar.
Es cantar de payadores,
que le rinden sus honores,
cuando van a improvisar.
Las notas en la bordona,
que nunca los abandona,
la razón de su vivir.
El overo compañero,
que le acorta los senderos,
cuando tiene que salir.
El campo es jineteada,
de las riendas afirmadas,
cuando el potro va a montar.
Son los surcos en las manos
y en la frente del paisano
cuando tiene que luchar.
El campo son tantas cosas,
de enseñanzas tan valiosas
no las alcanzo a nombrar.
Mis versos y mi mensaje
son un sencillo homenaje
que hoy, yo les quiero dejar.
Poema
publicado en el libro “Entre plumas y pinceles”
-Todos los derechos reservados.-
Copyright © 02 de agosto 2015 by
Arjona Delia
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