Enemigos del Trabajador
Bendito sea el trabajo, el que se hace a destajo,
y los que trabajan con las manos honradas.
Maldito sea el ladrón que a un obrero mata,
para robarle un celular, o algo de plata.
Bendito sea el jornal del que duro trabaja,
Y el pan que manos limpias laborando amasan.
Maldito sea el pan que comen los que asaltan
y que se les pudra en la boca y en su panza.
Bendita sea la mano sucia del trabajo limpio,
y malditas las manos limpias del trabajo sucio.
Malditos sean los enemigos del trabajo,
viles homicidas que se arrastran bajo.
Malditos enemigos del honesto trabajador,
ni se acerquen a él para contagiarles su hedor.
Ladrones inmundos, bestias desaforadas,
chorros, asesinos, nuestra verdadera amenaza.
Ustedes pretenden derechos humanos,
pero ejecutan de un tiro a sus hermanos.
Me dan asco, oh, descendientes de Caín.
Pido a Dios que se les venga pronto el fin.
Benditos sean los amigos de la paz y el trabajo,
que en vez de prontuario exhiben un legajo.
Y malditos los delincuentes que ponen balas,
desatando una violenta guerra en la que nadie gana.
El mundo no existiría sin el que trabaja.
Pero un asesino por diez pesos lo mata.
Los trabajadores son víctimas de la violencia urbana,
y así se incrementa en las calles la batalla.
Mis felicitaciones a todo el que trabaja.
Y mi condena al que roba a mano armada.
Mis respetos para el que construye la patria
y mi repudio total al que de destruirla trata.
Copyright © Rubén Sada 2008. 30-04-2008
No hay comentarios. :
Publicar un comentario