Déjame adorarte, mujer, en esta vida;
que otra no hay, mujer, que valga un tanto;
que quiero con tu nombre hacer un canto,
para llevarte triunfante por mis días.
Déjame, mujer, tejer estas poesías,
que simplemente de ti, son un retrato;
de ese tu ser, mujer, que en mi reclamo
tan solo quiere pregonar sus maravillas.
Todo este amor, mujer, hoy te lo entrego
en cada verso que sale de mi lira,
como un loco sangrar de melodías.
El mañana no está; no es garantía;
simplemente, mujer, tú eres la vida,
pues sé que al perderte las sombras llegarían.-
Autor: Emilio Pablo
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