Cuatro personas murieron por un incendio en un conventillo de la Boca, en Buenos Aires. Por una discusión de parejas un hombre incendió un colchón y provocó un incendio en un conventillo donde vivían varias familias. El lugar quedó con peligro de derrumbe por lo cual no se les permitió a las familias ingresar a sus viviendas y tuvieron que dormir, en pleno invierno, en la calle, junto a sus niños pequeños.
Consumidos en retazos,
quemando su trayectoria,
peleas, la misma historia
de siempre y sus coletazos.
Bastaron unos chispazos
que causaron humo luego,
despertando el odio ciego
que a la muerte convocaba
y el derrumbe se asomaba,
entre lágrimas de fuego.
En la mitad de la noche
despertar por alaridos,
gritos, sirenas y ruidos
como intempestivo broche.
Tanto fuego en un derroche
que es desmayarse o luchar,
o alejarse del lugar
antes de que sea tarde,
¡ya la casa toda arde!
¡Nada se podrá salvar!
¿La desidia? ¿Los fracasos?
¿Y quién tendrá la razón?
Ya no tienen ni un rincón,
ni sus bienes tan escasos.
Preservaron los abrazos,
se recuperarán luego,
todo lo consumió el fuego,
tras semejante castigo
mucha gente les da abrigo,
porque el Estado está ciego.
De su casa no son dueños,
no tienen adónde ir
ni tienen para vivir
con tantos hijos pequeños.
Pero no pierden sus sueños
de tener un lindo hogar
lleno de paz familiar,
¡Dios! Que nunca se repita
y esta desgracia maldita
¡nunca nos llegue a pasar!
Todos los derechos reservados.
Esta licencia permite la redistribución, comercial y no comercial, siempre y cuando no sea alterada en lo absoluto dando crédito al autor.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario