No es ausencia de sonidos,
ni carencia de palabras,
cuando también lo contemples
escucharás que te habla.
El niño duerme en silencio,
esa cara iluminada
refleja paz en su rostro,
¡dice más que mil palabras!
En aquella vida excluida,
aquel mendigo pidiendo,
en sus manos extendidas,
¡el sonido estarás viendo!
En la tristeza del niño,
que duerme en la calle hambriento,
escucharás el sonido,
¡de su estómago crujiendo!
Un minuto de silencio
en memoria de los muertos,
verás miles de recuerdos,
¡más que un día de los nuestros!
El rostro de enamorados
cuando sus almas se encuentran,
sus corazones callados
¡en silencio lo demuestran!
Silencio en la habitación,
las caricias de las manos,
el sonido es la canción
que a nuestros cuerpos brindamos.
En la gente arrodillada
en súplica con sus ruegos,
las palabras escondidas,
y el silencio de sus sueños.
Mi llanto tengo en silencio,
si tengo dolor en mi alma,
escucho mis sentimientos
y luego viene la calma.
Y cuando cierro mis ojos
es mi voz interior que habla,
el silencio que me dice
¡me transmite mil palabras!
El tranquilo atardecer
cuando muere el sol sereno,
cierra los ojos, ¡escucha!
es tu corazón latiendo.
Los escucho y los contemplo,
¡agradezco el privilegio!
Puedo ver en todos ellos
¡los sonidos del silencio!
Poema publicado en el libro “Entre plumas y pinceles”
Todos los derechos reservados.
Copyright © 3 de Diciembre 2008 by Arjona Delia
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