POEMAS PARA LA MUJER: Poemas Arjona Delia Escritora Arjona Delia
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4 de enero de 2019

LOS TRES REYES MAGOS - Poemas cortos para niños -

Para este 6 de enero pedí tu deseo sincero, pues están llegando de lejos los tres reyes de Belén. Traen muchos juguetes para todos los pequeños que se portaron bien. Escribí pronto tu cartita que ya llegan muy prontito los tres reyes magos.


LOS TRES REYES MAGOS
(Arjona Delia)

¿Ya pusiste el zapatito?
Ya se acercan despacito
¡los tres reyes de Belén!
Traen juguetes y sueños
para todos los pequeños,
para los grandes también.

A la mañana temprano
muy cerquita de tu mano
tu regalo encontrarás.
Pues leyeron tu cartita
y ya vienen de visita
¡no lo olvidarás jamás!

Porque cada seis de enero
se acercan por el sendero
Melchor, Gaspar, Baltasar.
Cerca de tus zapatitos
deja mucha agua y pastito,
¡muy prontito han de llegar!



Publicado en el libro "Identidad" de Arjona Delia
Todos los derechos reservados.
Copyright ©04/01/2019 by Arjona Delia

Attribution No Derivatives cc by-nd Esta licencia permite la redistribución, comercial y no comercial, siempre y cuando no sea alterada en lo absoluto dando crédito al autor.


2 de enero de 2019

Cuentos y poesías: Nunca renuncies a tus sueños

Nunca renuncies a tus sueños
(Arjona Delia)

Marcelina era una mujer joven con buenos valores morales, con un corazón puro y muchas ganas de ayudar. Conocía la pobreza desde niña, ya que su papá y mamá, junto a sus tres hermanos había venido de la provincia de Misiones a trabajar a Buenos Aires porque la situación económica de donde vivían se había profundizado a tal punto que las necesidades eran extremas y la madre de Marcelina pensaba que en Buenos Aires encontrarían más oportunidades para que sus hijos crecieran fuertes y saludables.



Los padres de Marcelina habían vendido todas sus cosas que tenían en Misiones y con el dinero habían logrado comprar una humilde casita, pero con suficiente terreno como para poder, en épocas de bonanza seguir construyendo y agrandando su hogar para que pudieran estar más cómodos, y con mucho esfuerzo, trabajando lo habían logrado.
Marcelina era joven de unos veintidós años de edad, de un metro sesenta de altura, con un cuerpo escultural, morocha de cabellos largos, con unos ojos marrones muy grandes, que parecía que Dios se los había dado para que observara todo a su alrededor. De un carácter muy agradable, servicial y muy simpática. Todo el tiempo sonreía como si quisiera dejar al descubierto esa hermosa sonrisa que le había sido heredada de su padre.
Conoció desde niña la pobreza junto a sus tres hermanos y por eso siempre ayudaba a su madre en la elaboración de empanas, pizzas y panes que ellos mismos vendían a sus vecinos casa por casa para obtener el sustento diario. Y lo estaban logrando, pues les iba muy bien, al punto que siempre vendían toda la producción que elaboraban en el día.
Marcelina había crecido con buenos valores y con una marcada empatía hacia los demás, a tal punto que tenía un sueño muy arraigado en su corazón, el deseo de conseguir los fondos suficientes para edificar en unos de los terrenos que tenían libre un gran espacio para que los niños necesitados tuvieran un lugar donde aprender, jugar y alimentarse sanamente; para que pudieran crecer sanos y tuvieran la oportunidad de desarrollar todas sus capacidades mentales para tener un mejor futuro.
Marcelina,  era muy inquieta y sensible, sus sueños y deseos altruistas le nacían desde el fondo de sus entrañas, conocía la marginalidad desde cerca gracias al recorrido que hacía para vender los productos que ella misma elaboraba.
Así que Marcelina, con ese sueño en mente, fue colocando en una latita, que tenía escondida en su dormitorio, todos los días, el diez por ciento de lo que ganaba  con la venta de sus productos,  apostando a ese sueño que no la dejaba dormir.
En relativamente poco tiempo, ya con veinticuatro años de edad cumplidos había logrado reunir una pequeña cantidad de dinero, no era mucho, pero sí lo suficiente para empezar a construir la oportunidad de un futuro para muchos niños.
Pero era consciente que sola no podría, que necesitaba más corazones generosos y más manos que estuvieran dispuestas a colaborar con su fantasía de sacar a los niños de la pobreza.
Así fue que dibujó en una hoja su proyecto, era simple, un galpón de unos diez metros de largo por unos cuatro metros de ancho, de ladrillo hueco, con tirantes de madera y chapas de las mejores para que en los días de lluvia el agua no les filtrara y les diera alguna sorpresa. Tenía la ilusión de que tuviera piso de mosaico para que fuera fácil su limpieza y paredes en los cuales pudiera colgar varios pizarrones para que los niños dibujaran barriletes de colores en el mismo.
Quería que dentro hubiera una enorme mesa, con sus respectivas sillas, para que todos se ubicaran cómodamente. Y tenía planeado que contra una de las paredes se situaran, en forma lineal, cinco lavamanos con sus respectivas canillas de aguas y sus toallas colgadas a un lado. La idea era que cada niño, antes de comer, fuera aprendiendo la importancia del lavado de sus manos para prevenir enfermedades.
Parecía un sueño muy difícil de cumplir, pero no bajaba los brazos y sus deseos se hacían cada vez más fuertes, por eso, apostó a ello.
Hizo imprimir su proyecto esbozado en un papel y le entregó sus sueños a sus clientes y a comercios que le quedaban a su paso.
La idea que tenía era que colaborarán con lo que quisieran o pudieran. Podía ser desde tiempo a materiales de construcción que ya no usaran, incluso esas baldosas o cerámicas que quedan de remanente luego de una construcción y que nunca llegan a  usarse, sillas en desuso que se podrían reciclar para ser reutilizadas, ropas de niños, juguetes usados, o gente dispuesta y con gran corazón que deseara darles unos momentos de regocijos y se vistieran de “payasos” o “super héroes” para alegría de los más pequeños.
A veces pensaba que su sueño era demasiado grande y perdía las esperanzas, pero otras veces, cuando  veía a los pequeños en su cotidianidad de trabajo cambiaba de opinión y resurgían esas inmensas fuerzas y deseos desde el fondo de sus entrañas. Así que con la colaboración de un kiosquero que le regaló la impresión de cien fotocopias de su bosquejo, porque dijo que creía en ella y por eso aportaba su granito de arena, que para Marcelina ya era una gran montaña, empapeló toda la ciudad repartiendo “su sueño” proyectado en un papel.
Consiguió que varios negocios le dieran el suficiente efectivo para empezar a construir el galpón que llamaría “Rincón de sueños” porque al fin y al cabo era eso, el rincón donde ella plasmaría sus sueños. Otros se habían comprometido a donar de su tiempo algunos fines de semana, para cortar el pasto, hacer limpieza general o entretener a los más pequeños. Y los que querían donar materiales, ropa, juguetes o mobiliario fueron haciendo acopio en sus casas hasta que estuvieran levantadas las paredes y el sitio estuviera techado.
Y así fue que al año de haber empezado con su proyecto de “Rincón de Sueños” por fin comenzaba la construcción del mismo. Veía como con cada ladrillo que se levantaba se elevaban hasta el cielo sus sueños. Con cada ladrillo la gente veía que no era solo un deseo de Marcelina, si no que se estaba haciendo realidad y por eso cada vez tenían más ganas de colaborar, incluso hasta los niños venían a ayudar contagiados por el ejemplo de los más grandes.
Ya había logrado tener un techo donde plasmar sus deseos, un rincón de aprendizaje y de juegos donde los pequeños aprendieran valores y respeto.
Veía allí, en una esquina la pila de mosaicos que le habían donado para el piso del comedor, si bien eran de diferentes tamaños y colores, no le importaba porque se veían muy coloridos y pensaba que le darían matices al suelo y que eso a los niños seguramente les iba a encantar y de paso serviría para que fueran aprendiendo los colores y tamaños y dibujaría con ellos una rayuela y una escalera al cielo.
Pero no conseguía quien la ayudará a colocarlos en el piso, quien hiciera el trabajo de albañilería de colocación de cerámica, pero no se desanimó. A su memoria vino su padre quien toda su vida se había dedicado a eso, pero que hacía cinco años que los había dejado y había pasado a otra vida. Pero ella que era muy observadora siempre lo miraba cuando arreglaba su casa y más o menos tenía una idea de cómo se realizaba el trabajo. Así que se animó, se arremangó y empezó a dibujar garabatos con los restos de mosaicos y cerámicos donados.
Era domingo, ya que Marcelina no trabajaba los domingos los dedicaba a mejor su “Rincón de sueños” y siempre venía algún vecino a ofrecer su tiempo o sus donaciones para que el proyecto avanzara más rápido.
Ese domingo se acercó Gastón con sus dos hijos, dos varoncitos de unos tres y otro de cuatro años de edad. La vio allí, arrodillada en el piso, con guantes en sus manos y un balde con mezcla preparada para la colocación del piso y se presenta:
— ¡Hola! Mi nombre es Gastón y la semana pasada me enteré de tu historia y de tu generoso proyecto y quise venir a colaborar con mi tiempo, haciendo lo que sea, para que el mismo. Puedo venir solo los domingos que es cuando tengo libre y traje a mis hijos para que vean el lugar y que ellos también puedan disfrutar de este espacio que generosamente ofreces.
Marcelina se levanta, se sacude el polvo de las rodillas, se quita los guantes, se limpia las manos en su pantalón y le extiende su mano en señal de saludo.
— ¡Encantada! Mi nombre es Marcelina y agradezco, en nombre de los niños que vengas a ofrecerte a colaborar con tu tiempo. Justo estaba necesitando a alguien para que me fuera alcanzando las cerámicas, pues las estoy colocando yo misma porque no puedo con mi ansiedad de ver terminada esta obra y pensé que podría ir adelantando si le echaba manos a la obra. Y por supuesto que aquí hay lugar para tus hijos. ¡Bienvenidos!
Gastón alarga su mano para estrechar las de Marcelina.
— ¡Mucho gusto Marcelina!
Luego Marcelina se agacha y besa a ambos niños y les dice:
— ¡Bienvenidos! Aquí podrán dentro de poco venir a jugar y a aprender.
Los niños le preguntan si pueden jugar con una montañita de arena que había allí en un rincón. Marcelina mira a Gastón quien asiente con la cabeza y entonces ella les responde:
— ¡Por supuesto! Pero después cuando terminen de jugar deberán acomodar todo lo que desordenen y lavarse bien las manos.
Los niños asienten con la cabeza y rápidamente salen corriendo en dirección a la montaña de arena que había allí para hacer castillitos de sueños.
Y mientras Gastón y Marcelina continúan con la colocación de las cerámicas del piso. En un momento llega una camioneta y les trae comida recién hecha y calentita. Se miran y se preguntan quién sería el que les mandaba el almuerzo justo cuando el hambre estaba dando señales en sus necesitados estómagos. La recibe Marcelina, saluda y da las gracias.
Durante los sábados y domingos siguientes cada vez se acercaban más personas para colaborar. Se acercó Ana, una muchacha de unos veinticinco años de edad que se ofrecía a hacer los trabajos de limpieza junto con su esposo Martín, para barrer o acomodar lo que fuera necesario. Julio un hombre de unos cuarenta años que traía su propia máquina de cortar pasto para emprolijar la alfombra verdosa donde correteaban sus cuatro hijos. A julio lo ayudaba José, quien recogía el pasto que iban cortando, en bolsas negras que él mismo traía. También venían a ayudar sus tres hermanos varones, cada vez que el tiempo se los permitía ya que trabajaban arduamente para alimentar a sus familias.
Todos los fines de semana venían todos a colaborar con “Rincón de sueños” en la medida que el tiempo de cada uno se los permitía. Y cada sábado y domingo volvía a repetirse la llegada de la comida sabrosa y calentita para cada uno de los que estuvieran trabajando ese día. Marcelina se preguntaba quién era ese alma angelical que los estaba observando y cuidando con tanto amor y que se preocupaba por ellos.
Con Gastón también se repetía la misma historia, se acercaba todos los domingos a donar su tiempo y sus hijos corrían apresuradamente a jugar con la arena.
Un día Marcelina le pregunta a Gastón por la madre de los niños.
— ¿Y la mamá de los niños?
— ¿Vanesa? En su casa, seguro mirando la televisión.
— ¡Ah! Invítala para que venga a conocernos…
— ¿A Vanesa? No creo que quiera venir. Aparte estamos separados hace dos años. Yo me quedo con los niños los fines de semana por eso los traigo aquí.
— ¡Ah! Disculpa, no sabía, perdón.
—No, no pasa nada. Me engaño con otro hombre y entonces nos separamos. Ahora tuvo otro hijo y por eso ahora compartimos el tiempo de los hijos, así ella está más aliviada. La pareja se rompió pero quedamos en buenos términos, por los niños más que nada. Ahora estoy solo y me ocupo de ellos los fines de semana, pero feliz de hacerlo.
—Claro, entiendo…
Marcelina sentía que algo le estaba pasando con ese hombre, por eso estaba interesada en saber algo más sobre él. Se alegró al enterarse que estaba separado.
Por fin al mes culminan el tan deseado piso y al mirarlo no pueden creer lo maravilloso que les quedó. Una paleta de colores con tonos en verde, amarillo, blanco, negro y beige, recortes de diferentes cuadrados pero que a la vista de los niños se veía fantástico, lo que ayudaría a mantener la limpieza y le daría colorido al salón.
— ¡Al fin, Gastón! No sabes lo que significa para mí ver terminado “Rincón de sueños. Un espacio con el que soñé toda mi vida, donde pudiera plasmar mis deseos más profundo de ayudar a quienes más necesitan, porque en su momento yo necesite, mis madre necesito y mis hermanitos necesitaron. Sé lo que se sufre ante la necesidad y la pobreza. Quiero que esté lugar sirva para que los más pequeños dibujen garabatos en el tiempo. Para que aprendan a compartir sus sueños y proyectos y los hagan realidad.
Ambos estaban felices de ver el piso tan reluciente y colorido que se abrasaban sin poder contener la emoción.
— ¡Al fin, Marcelina! estoy muy contento de haber contribuido con este sueño.
Concluye Gastón dándole un abraso muy fuerte y un beso en la mejilla.
Marcelina sintió que el corazón se le aceleraba de sentirlo tan cerca. Sintió su piel tan perfumada y su barba de tres días que le rosaba la piel. Marcelina se alejó por miedo, no entendía qué le estaba pasando. Él la miró y sonrió sin decir nada.
Y todos los que habían colaborado con el proyecto aplaudían y saltaban de alegría. Sabían que aún faltaba mucho trabajo por hacer, ya que las paredes aún estaban sin revocar y faltaba todo el mobiliario para que estuviera en funcionamiento. Por suerte, las ventanas con sus respectivos vidrios y las puertas estaban colocadas. Tenían el techo que les daría cobijo que era lo más importante. Los cinco lavamanos ya estaban funcionando correctamente, como también los dos baños que se habían construido.
Y ahora estaban allí todos preparándose para almorzar, Ana, Martín, Julio, José, Gastón y Marcelina en una pequeña mesa improvisada y los cuatro hijos de Julio y los dos de Gastón haciendo fila para lavarse las manos con jabón antes de almorzar.
Su charla se centraba en los avances del proyecto y de las cosas que soñaban para los pequeños. Marcelina iba anotando todo en un cuaderno, todo lo que necesitaban para finalmente abrir “Rincón de sueños” pues no quería que ninguna buena idea quedara sepultada en el olvido. Y las conversaciones también derivaban en la incógnita del personaje secreto que les mandaba las viandas tan gustosas y calentitas.
Y de repente, ese domingo, cuando estaban haciendo la lista y almorzando llega un camión con varias mesas redondas de madera, varias sillas y varios bancos, se notaban que eran de segunda mano, como si algún restaurante hubiera cambiado todo su mobiliario y los estaba donando allí. ¡Pero bienvenido sea! pensaba Marcelina, todo nos sirve.
Sorprendida pregunta al chofer del camión que acababa de llegar:
— ¿Quien mandó todo esto? ¿Cómo saben lo que necesitamos? ¿Quién es el ángel generoso que nos está donando todo este mobiliario?
El chofer del camión le responde que no está autorizado a decir de dónde vienen todas estas mesas y sillas, que estaba cumpliendo la orden que le fue encomendada, que era dejarlas allí y ayudar a bajar todo junto a su compañero de camión.
—Bueno, quiero que les agradezca, en nombre de todos nosotros y de los futuros niños que serán los que van a disfrutar de todo lo donado. ¡Muchas gracias! Y queremos invitarlo a que cuando quiera se de una vuelta por este lugar para que también disfrute de este proyecto.
Y el chofer le responde:
—Haré llegar sus saludos, su agradecimiento y su invitación.
Todos juntos se disponen a entrar y acomodar las mesas y las sillas, planificando dónde ira cada una.  Y nuevamente siente la bocina de una camioneta y las palmas de unas manos llamando en el lugar.
— ¡Hola! ¿Marcelina?
— ¡Hola! Sí, soy yo…
—Mi nombre es Gabriel y vengo a traer unas cajas que me dijeron que las tenía que dejar aquí como donación.
— ¿Quien las donó? Pregunta Marcelina intrigada.
—No me dijeron quien fue. Contesta Gabriel el chofer. Solo las cargué de un depósito con mi compañero y me dijeron que debía entregar todas estas cajas aquí, con cuidado, ya que contiene material que se puede romper.
Marcelina no puede más ante la sorpresa y la duda, le carcome la curiosidad queriendo saber qué contenían las cajas y quien se las habría mandado.
Llama a sus compañeros, gritando a viva voz, luego de abrir una de las cajas:
— ¡Vengan todos! ¡Vengan a ver lo que ha llegado!
Gastón se acerca y exclama: ¡Platos!
Ana con sus ojos desorbitados ante la sorpresa exclama:
— ¡No puede ser! grita Marcelina y ríe entre los nervios y la alegría.
José y Julio agarran entre los dos una de las cajas y las bajan de la camioneta, sin poder disimular la alegría.
— ¡Es de Dios! exclama José. —Dios ha escuchado tus ruegos Marcelina
— ¡Es el mérito a tu esfuerzo! Expresa Julio. —Alguien sabe de tus sueños y quiso colaborar.
Y sin poder entender todo lo que estaba aconteciendo revisan todas las cajas que contenían manteles, servilletas, tenedores, cucharas, vasos y paneras, de segunda mano. Como si fueran del mismo sitio de donde salieron las mesas y las sillas.
Imaginaban que algún restaurante decidió comprar todo nuevo y les habrían donado el mobiliario antiguo. Y festejaban contentos de alegría porque no podían creer los que sus ojos veían. Marcelina se emociona y se le caen unas lágrimas por ver su sueño hecho realidad.
Gastón, sin esconder también su emisión le dice:
— ¡Vamos, vamos, que todavía hay mucho trabajo por hacer! Vayamos colocando los manteles en las mesas para ver cómo van a ir quedando. ¡Vamos, vamos!
Ana corre a poner los manteles de las mesas que se encuentran más alejadas y Julio y José le acercan una caja que contenía los platos para que no tuviera que caminar tanto.
Los hijos de Julio y los de Gastón, en su inocencia de niño y queriendo colaborar salen afuera a cortar unas florcitas para que sirvan de decoración en las mesas.
Cuando terminan de armar todas las mesas en sus caras se ve la satisfacción del sueño cumplido.  No pueden creer que todo el esfuerzo de todo un año llegara a su fin. Con el deber cumplido, aplauden todos emocionados con lágrimas en los ojos.
Marcelina les agradece, con el corazón por toda la ayuda y el apoyo brindado.
Entonces Gastón saca de su bolcillo una cajita, de color azul, forrada en terciopelo, la abre y le dice:
—Marcelina: ¡te quiero mucho! Quiero que te comprometas conmigo. Que este sueño sea de los dos. Que caminemos a la par que este proyecto que tantas satisfacciones nos han dado a mí y a mis dos hijos.
Marcelina no podía creer que tantas cosas lindas le estuvieran pasando. Y visiblemente emocionada responde:
— ¡Qué manera de sorprenderme! ¿De dónde sacaste ese anillo? ¿Cómo hiciste para comprarlo?
Gastón dice:
—No dijiste aún si quieres…
Marcelina continúa visiblemente emocionada y no responde.

Y Gastón acota:
—Pero antes de colocarte este anillo debo confesarte la verdad…
—Yo soy el caballero misterioso que ha donado las mesas, las sillas y la vajilla que han llegado hoy. Y también quien enviaba por medio de mis empleados la comida calentita para que pudieran recuperar fuerzas para seguir trabajando.
Marcelina, ante la mirada de sus otros compañeros que no podían creer lo que sus oídos escuchaban y sus ojos veían, larga una carcajada.
—¡ja ja ja!
—Es verdad. Exclama Gastón.
Con su voz entrecortada Marcelina inquiere:
—Pero, ¿cómo es posible? Si venías a…
—Sí, Marcelina, Vine cada domingo junto a mis hijos a ayudarlos porque quería que mis hijos vieran el sacrificio que representa poder tener algo. Ellos ven todo lo que yo tengo, pero nunca llegaron a ver lo que cuesta lograr cada cosa. Y aquí pude enseñarles, mostrarles el valor de la palabra, el respeto, el ayudar a los que menos tienen como una premisa fundamental en la vida. Ellos dos lo tienen todo, una enorme casa,  los más modernos juguetes, la mejor comida porque todo le podemos comprar. Pero yo quiero que aprendan que  la vida no es tan fácil para todos, que a otros les cuesta muchísimo salir adelante y que todo se logra con tiempo y sacrificio. Aprendieron que nunca deben renunciar a sus sueños por más locos que parecen. Y a pesar que a veces crean que no lo van a lograr, con el tiempo y si se esfuerzan todo les será dado. Tú eres un ejemplo Marcelina para muchos. Eres un ejemplo para nosotros y por eso quiero que seas mi compañera, para toda la vida. Que compartas y acompañes mis sueños.
Marcelina ante la incredulidad y la emoción comenta:
—Pero de dónde…
—Soy el dueño del restaurante “Buena Carne”
— ¿El que está en el centro de la ciudad?
—Sí Marcelina, ese mismo.
—Pero qué bien guardado que te lo tenías. Jamás me lo hubiera imaginado, porque nunca diste ninguna señal de que tuvieras dinero. Es más pensé que eras un hombre pobre…
—Era pobre Marcelina, porque yo solo tenía dinero. Cuando te conocí me hice millonario. Porque me enseñaste que el valor de las personas no la dan las cosas materiales, si no los valores, el respeto, la generosidad, la empatía... Ahora puedo decir que soy millonario porque aprendí contigo todas estas cosas y lo más importante que lo aprendieron también mis hijos.
¿Entonces? ¿Aceptas que sea tu compañero del camino para toda la vida?
Marcelina intrigada y asombrada pregunta:
— ¿Qué va a pasar con “Rincón de Sueños” si acepto?
—Seguiremos haciendo las mismas cosas que hasta ahora Marcelina. Seguiremos adelante ayudando a los que más necesitan. Quizás ya no con nuestras manos, pero podría pagar horas extras a mis empleados para que los que desean puedan venir a trabajar aquí a ayudar con este proyecto tan lindo. Podrías dirigirlo para que se cumpla con las metas para la cual fue creado. No lo abandonaremos, al contrario proveeremos de lo necesario para que siga adelante, funcionando como debe. Porque yo quiero seguir aprendiendo junto a mis hijos.
Y ahora, si aceptas, nos están esperando el en restaurante con todas las mesas nuevas y arregladas para festejar esta unión, a ti y a estos compañeros que tanto supieron hacer para que el proyecto funcione. Era una sorpresa. Quería darte esta sorpresa como regalo por todo lo que me enseñaste.
Marcelina se acerca, le da un beso y dice:
— ¡Si, acepto! Acepto que seas mi compañero de vida.

Posdata: Uno nunca sabe lo que la vida nos tiene preparada. Por eso, siempre compórtate con respeto hacia los demás. Pon en alto tus valores y sonríe, pues nunca sabes quien se va a enamorar de tu sonrisa.






Todos los derechos reservados.
Copyright ©02/01/2019 by Arjona Delia

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21 de diciembre de 2018

Poemas cortos a la Navidad

Ya se siente el espíritu navideño en las calles. Las casas decoradas con el arbolito, con muérdagos y guirnaldas. Y las mesas preparadas esperando la llegada de la Navidad.



NAVIDAD ES AMOR

(Arjona Delia)

Hay alegría en las calles
llegaron las navidades
y el festejo por doquier.
Ya se reúnen las familias,
preparando la vigilia,
¡que Jesús ya va nacer!

Recordamos aquel día,
que del vientre de María,
nació aquel niño en Belén.
Ya suenan las campanadas,
las mesas ya preparadas,
¡y la familia también!

Con profundo sentimiento,
hacemos un juramento,
y damos gracias a Dios.
Que siempre paz profesemos,
nuestro prójimo ayudemos,
¡y al rencor decirle adiós!

Una noche de armonía,
donde reine la alegría,
cultivemos el perdón.
Que los besos, los abrazos,
fortalezcan nuestros lazos,
¡la Navidad es amor!





Poema publicado en el libro "Reflejos de mi Ser" de Arjona Delia
Todos los derechos reservados.
Copyright © 18 de Diciembre 2018 by Arjona Delia

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7 de diciembre de 2018

Poemas cortos al campesino de la tierra

El laborioso campesino siempre la semilla y espera las gloriosas lluvias, que humedecen la tierra y hacen crecer brotes tiernos en el campo. Cuida el fructífero suelo con esperanza de una buena cosecha. Y agradece el milagro cuando recoge sus abundantes frutos.
poemas cortos al campesino

EL CAMPESINO
(Arjona Delia)

Cuando siembra la semilla
el paisano se arrodilla
¡y le agradece al Señor!
En el tiempo de labranza
la tierra le da esperanza
con frutos de su labor.

En momentos de cosecha
el producto se aprovecha,
lo recoge con sudor.
Denodado y laborioso,
su trabajo generoso
lo convierte en triunfador.

Implorando, ruega al cielo
la lluvia para su suelo,
que humedezca la raíz.
Si la semilla germina,
el campesino se inclina,
al ver crecer su maíz.

Es su esfuerzo cotidiano,
el trabajo de su mano
es sacrificio y sudor.
El humilde campesino
con su sentir tan genuino
¡le agradece al Creador!




Poema publicado en el libro "Identidad" de Arjona Delia
Todos los derechos reservados.
Copyright ©10/11/2018 by Arjona Delia

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30 de noviembre de 2018

Prosa poética: Cómo hallar la felicidad

CURA TU ALMA
(Arjona Delia

Yo te vi llegar cubierta de rocío, con los pies descalzos y muertos de frío. Tus alas rotas, cual pájaro malherido, sin poder volar y sin alimento en tu pico. Y recogí tus pedazos del piso, te acomodé en un rincón y te proporcioné abrigo.
Te quité la oscura venda que cubría tus bellos ojos y te señalé el sendero que conduce a nuevos destinos.
Cuanto te vi en penumbras comprendí que mi misión era cuidarte, que pudieras ver la luz brillante y sanaran tus  maltrechas heridas.
Tardaste un buen tiempo en recobrarte del frío hastío, pero te hiciste fuerte, sacudiste tus frágiles alas y volaste conmigo. Y de ese débil pájaro malherido solo queda el recuerdo lejano, perdido en el olvido.
Te pusiste de pie, y recobraste las fuerzas, como un soldado, un valeroso guerrero que lucha para seguir adelante.
Y hoy me acompañas silenciosa, rozagante; eres mi nueva alma, que sus punzantes heridas ha logrado cicatrizar.
Vislumbro la serena paz más allá de la vida y sigo tallando en mi interior palabras de aliento, que fortalecen a ese pájaro mal herido, lo cuidan y lo sanan. Esa sanación se refleja en mi tranquilo rostro, en mi tersa piel y en mi aplacada voz. Porque comprendí que mi existencia se nutre con mis sabias palabras, mis bellas acciones y mis claros pensamientos.
Por eso escucho suaves melodías que me permiten dibujar un glorioso atardecer, por eso amo y seguiré amando.
 La vida está llena de cosas que pretenden herir el alma para que no tengas más ganas de volar.
Cuando veas tu pájaro mal herido, no salgas corriendo rauda a esconderte, bríndale un vehemente abrigo; sé valiente y escucha el sonido de tu voz. Cuida tu alma, cuida tu mente y persigue tus sueños.
Ya no hay misterios, ni mensajes ocultos, todo es armonía cuando estamos verdaderamente en paz. Lo comprendí justo a tiempo y por eso no dejaré que mi alma esté herida, le brindaré el abrigo, le quitaré la oscura venda y quitaré las piedras de su camino.
Porque de eso se trata la vida, de buscar en cada rincón las tranquilas sendas que nos conducen hacia la infinita felicidad y hacia nuevos destinos.
La felicidad se cultiva en tu interior, no dependen de quien esté a tu lado, en cada sentido beso, en cada sincero abrazo, en cada sentimiento puro que expreses con el corazón se reflejará el verdadero amor, que inundará de felicidad tu interior y tu alma rebosará de alegrías y sanarán todas tus heridas.





Prosa poética publicada en el libro de Arjona Delia
Todos los derechos reservados.
Copyright ©26/09/2018 by Arjona Delia

Attribution No Derivatives cc by-nd Esta licencia permite la redistribución, comercial y no comercial, siempre y cuando no sea alterada en lo absoluto dando crédito al autor.


27 de noviembre de 2018

Poemas a Salta en Décimas

Salta la linda nos ofrece sus más lindos paisajes en la altura. Con su tren a las nubes nos invita a recorrerla. Si andas de paseo por allí, no te olvides las empanas o los tamales con un buen vino salteño.

SALTA LA LINDA
(Arjona Delia)

Mi Salta, bella y andina
de los calchaquíes valles,
de sus sierras, de sus calles
de mi gloriosa Argentina.
De Jujuy es la vecina,
si te gusta la aventura
que te elevará a la altura,
en las nubes, en su tren,
va en subida en el andén
de su exultante cultura.

Orgullo fue el general
Don Martín Miguel de Güemes,
y si a la altura no temes:
Abra de Acay, colosal.
Aguas Blancas, colonial,
campo imponente y colores
perfumando agrestes flores,
estarás tocando el cielo,
de un cóndor que en gentil vuelo
hará que de él te enamores.

Humita, locro, tamales,
buena empanada salteña,
un “Cafayate” en la peña,
bailecitos, carnavales.
Zambas, bombos musicales,
la alegría es mi reporte,
al folklore dan su aporte
gauchos, Cantores del Alba...
¡Tradiciones a mansalva!
¡Salta, la linda del norte!



*Publicado en el libro "Identidad" de Arjona Delia
+Publicado en la Antología "Argentina en décimas"
Todos los derechos reservados.
Copyright ©31/10/2018 by Arjona Delia

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23 de noviembre de 2018

Poema contra la violencia de género

Prisionera, así se siente, y arrastra sus pesadas cadenas que le quitan libertad. Victima de un hombre violento que se embriaga en el licor. Ya no tiene noches, ni días y vive en agonía.

Poema contra la violencia de género

¡NUNCA VA A CAMBIAR!
(Arjona Delia)

Arrastra pesadas cadenas,
porque un hombre la cercena
y le quita libertad.
Cuando el maltrato comienza
se esconde, por la vergüenza,
¡y todo es oscuridad!

Un hombre vil y mezquino
derrocha adicción al vino,
y se embriaga con licor.
Él la enferma con sus celos,
y la arroja contra el suelo,
ella habita en el terror.

Llora en la noche, rendida,
por los golpes de la vida,
hostigada, con temor.
Con su alma dolorida
angustiada, afligida,
¡va perdiendo su valor!

Su corazón malherido,
no soporta más castigo,
acurrucada al rincón.
Un descarado salvaje
le devora su coraje,
¡pues la asecha cual león!

Le anula sus deseos,
la convierte en su trofeo,
creyéndose superior.
Y por medio de violencia
también le exige obediencia,
¡y le infunde gran terror!


Pide perdón, afligido,
siente culpa, malherido
y la trata de besar.
Justifica sus engaños
promete no hacer más daño
¡pero nunca va a cambiar!




Todos los derechos reservados.
Copyright ©23/11/2018 by Arjona Delia
Poema publicado en el libro "Reflejos de mi Ser" de Arjona Delia

Attribution No Derivatives cc by-nd Esta licencia permite la redistribución, comercial y no comercial, siempre y cuando no sea alterada en lo absoluto dando crédito al autor.


19 de noviembre de 2018

Poemas contra violencia y maltrato

Cada vez que él se enoja y la humilla, ella baja la mirada. Sus palabras son silenciadas, no la dejan hablar. Convive con la mentira, el engaño y la violencia. Cumple una cruel sentencia y su destino es un misterio.
poemas violencia mujer

SIEMPRE BAJA LA MIRADA
(Arjona Delia)

Siempre baja la mirada,
sus palabras mutiladas,
y no puede casi hablar.
Es la trama muy oscura
sola, se siente insegura,
¡y no puede ni pensar!

La esperanza está truncada,
ella baja la mirada,
¡abofetean su amor!
Escondida en la mentira,
se asfixia y ya no respira,
¡ocultando su dolor!

En silencio doloroso,
entre el llanto y el sollozo,
no se puede despertar.
En la voz de su enemigo
siempre recibe castigo,
¡pues la quieren silenciar!

Cumpliendo una cruel sentencia
de maltrato y de violencia,
¡oprimen su corazón!
Con temor, en cautiverio,
su destino es un misterio,
sufriendo en su habitación.

Siempre baja la mirada,
y se siente abandonada,
¡prisionera del temor!
Desamparo sin consuelo
se arrodilla, ruega al cielo,
¡que termine su dolor!




Todos los derechos reservados.
Copyright ©19/11/2018 by Arjona Delia
Poema publicado en el libro "Reflejos de mi Ser" de Arjona Delia

Attribution No Derivatives cc by-nd Esta licencia permite la redistribución, comercial y no comercial, siempre y cuando no sea alterada en lo absoluto dando crédito al autor.

16 de noviembre de 2018

Poemas cortos contra el maltrato y violencia

Las mujeres maltratadas de a poco van perdiendo su libertad. Los miedos y temores se apoderan de ella y cree ser la culpable por eso le cuesta tanto cambiar su realidad. ¡Ya basta de violencia! ¡Ni una menos!
Poemas maltrato y violencia

¡YA NO LLORES!
(Arjona Delia)

¡Abandona tus temores!
ya no sufras, ya no llores,
¡empiézate a valorar!
Sólo si te haces más fuerte
en valiente te conviertes,
¡podrás todo superar!

Deja atrás humillaciones,
las mentiras, las traiciones,
el maltrato y la crueldad.
Mereces ser respetada,
y tienes que ser amada
¡recobra tu libertad!

Porque no eres la culpable,
se arrepiente y es amable
¡pero nunca va a cambiar!
Aunque llora y se arrepiente,
siempre maltrata y te miente,
¡no te dejes engañar!

Mereces amor, cobijo,
que respeten a tus hijos,
para tener bienestar.
Si abandonas al violento
se acabará el sufrimiento
¡y tendrás felicidad!





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Poema publicado en el libro "Reflejos de mi Ser" de Arjona Delia

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12 de noviembre de 2018

Poema Día de la no violencia

Ella se enamoró de un señor, parecía todo un caballero, buen amigo y compañero. Pero, de repente, un día todo cambió. Se convirtió en un maltratador, que la celaba, la humillaba y la golpeaba. No entendía cómo ese hombre que decía amarla le mentía y la traicionaba. ¡Ya basta! ¡Ni una menos!
poemas no a la violencia

¡LASTIMARON SU ILUSIÓN!
(Arjona Delia)

Parecía un caballero,
buen amigo y compañero
cuando ella se casó.
Pero cambió en un momento,
en celoso y en violento
¡de pronto se trasformó!

Nunca hubiera imaginado,
pronto levantó su mano,
¡hiriendo su corazón!
Ella estaba enamorada,
se sentía traicionada
¡lastimaron su ilusión!

Aunque ella sigue adelante,
el maltrato es constante,
¡y ya no puede aguantar!
Aunque el hombre se arrepiente
él no la ama realmente,
¡porque nunca va a cambiar!

¡Porque vivas la queremos!
el maltrato denunciemos,
¡defendamos la igualdad!
Porque no somos objetos,
merecemos el respeto,
¡merecemos libertad!





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Copyright ©12/11/2018 by Arjona Delia
Poema publicado en el libro "Reflejos de mi Ser" de Arjona Delia


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9 de noviembre de 2018

Poema No a la violencia a la mujer

Prisionera, así se siente ella. Prisionera de sus miedos, de su llanto, de sus quebrantos. Prisionera del maltrato, de la humillación, de las mentiras. La libertad se le escapa de los dedos, le oprimen fuerte el pecho y la quieren doblegar. ¡Basta ya! ¡Ni una menos!
Poema vivas nos queremos

PRISIONERA
(Arjona Delia)

Siente un nudo en la garganta,
el dolor se le agiganta,
¡sólo siente la opresión!
Se le oprime fuerte el pecho
y siente angustia en su lecho,
¡llorando en su habitación!

Son sus noches sin estrellas,
porque el hombre la atropella,
¡y no escucha su clamor!
Y sus días son inviernos,
¡porque vive en un infierno
de maltrato y de dolor!

¡Ya no aguanta el sufrimiento!
Se ha quedado sin aliento,
¡en silencio y sin hablar!
Prisionera de sus llantos,
de sus miedos y quebrantos,
¡sin deseos de soñar!

La libertad se le escapa,
la violencia se agazapa,
¡y la quieren doblegar!
Fuerte aprisionan su mente
y la aíslan de la gente,
¡pues la quieren silenciar!

El maltrato denunciemos,
¡porque vivas nos queremos!
¡No tenemos que callar!
Condenemos la violencia,
un llamado a la conciencia
¡la violencia hay que parar!



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Poema publicado en el libro "Reflejos de mi Ser" de Arjona Delia

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7 de noviembre de 2018

Poemas día de la tradición Argentina

Las tradiciones son costumbres que los pueblos van trasmitiendo a sus generaciones. El legado, la herencia se mantienen como parte de nuestras costumbres. En nuestro país, Argentina,  se celebra el día de la tradición el 10 de noviembre, en conmemoración del nacimiento del poeta argentino José Hernández, quien  escribió el Martín Fierro, un poema gauchesco en forma de versos, donde relata su estilo de vida, sus costumbres, sus valores y su lengua.


NUESTRA TRADICIÓN
(Arjona Delia)

En el pueblo y su costumbre
se hallará brillante lumbre
al arrimarse al fogón.
Atizar siempre las brasas,
invitados en sus casas,
significan tradición.

La guitarra, sus sonidos
con payadores reunidos,
que nos colman de emoción. 
Empanadas, torta fritas,
los asados, las visitas,
significan tradición.

Un cimarrón en la mano
en la charla de un paisano
que le da satisfacción.
El sembrar en nuestra tierra,
los animales, la yerra,
significan tradición.

Las danzas y los pañuelos,
entre versos y desvelos,
alpargatas y facón.
Los jinetes con sus lazos,
la fusta y los latigazos
significan tradición.

Es la siembra y sus trigales,
es la cría de animales,
es brindar el corazón.
Nuestra tierra y su abundancia,
es la estirpe, la prestancia
¡eso es nuestra tradición!




Poema publicado en el libro "Identidad"  de Arjona Delia.
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5 de noviembre de 2018

Poema contra la violencia a la mujer

Convive a diario con la violencia machista. El hombre quien se cree superior, la humilla, la maltrata, controla sus salidas, no la deja trabajar y la aísla de la familia.  Ella se siente atrapada, sin salida y sin derecho a opinar  y hablar. Pero un día tiene que decir ¡basta! Es hora de levantarse, empoderarse , valorarse, ¡es hora de cambiar su destino! ¡Pues toda mujer merece respeto, amor y contención!
¡Ya basta! ¡Ni una menos!
Poema ni una menos

ES HORA DE CAMBIAR
(Arjona Delia)

Soledad, dolor y abismo,
todos los días lo mismo,
¡tristeza en su corazón!
Su cielo son nubes grises,
son angustia y cicatrices,
¡y no encuentra solución!

La consume la violencia,
la condena y la sentencia
¡por caminos de temor!
Sangra su alma por la herida,
sola se encuentra y perdida,
¡con lágrimas de dolor!

Su palabra enmudecida,
atrapada, sin salida,
asfixiada para hablar.
Se cansó del sufrimiento,
y ya casi sin aliento
¡sólo le resta gritar!

¡Es hora de levantarse,
de coraje y de encumbrarse!
¡Es momento de cambiar!
Las mentiras del marido
de maltrato la han vestido,
¡la violencia hay que parar!

Porque ella no es culpable
de la acción del miserable,
¡del violento sin razón!
Pues respeto ella merece,
con amor que fortalece,
¡bríndale la contención!



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Poema publicado en el libro "Reflejos de mi Ser" de Arjona Delia
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1 de noviembre de 2018

Poema contra la violencia

¿Cómo estabas vestida? Con esa frase algunos intentan justificar el accionar de los violentos, echándole la culpa a la mujer. Como si la mujer tuviera la culpa, por su forma de vestir, del accionar del miserable. ¡Ya basta! ¡Ni una menos!
poema ni una menos

DE AMOR SE DISFRAZA
(Arjona Delia)

Cuando empieza el descontento
se le olvida en un momento
el respeto y el amor.
Y con sus celos se enfrenta
juzgando su vestimenta
¡y aparece el mal humor!

Y comienza la amenaza,
aunque de amor se disfraza,
¡pero es odio y es rencor!
Y la víctima inocente,
se debate de repente,
entre la angustia y dolor.

Ella acepta sus mentiras,
lo perdona y siempre olvida,
¡el castigo va a volver!
Por sus hijos ella aguanta,
enmudece su garganta
y se deja así vencer.

Pero ella no es culpable
del actuar del miserable,
¡que no sabe respetar!
Su machismo dominante
ese maltrato constante
¡pronto tiene que acabar!

¡Se merece una condena!
y que le aumenten las penas
al que es maltratador.
Debemos ser respetadas,
y por todos valoradas
¡y tratadas con amor!





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Copyright ©25/09/2018 by Arjona Delia
Poema publicado en el libro "Reflejos de mi Ser" de Arjona Delia

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29 de octubre de 2018

Ejemplos de decimilla

La decimilla es la prima hermana de la décima espinela. La diferencia radica en que esta expresión puertoriqueña se realiza con seis sílabas en vez de las ocho en las que se hace la décima espinela. Pero su estructura en la rima es la misma.


FUE EN UN BAILE
(Arjona Delia)

Se armó la bailanta,
el gozo se siente
y toda la gente
pronto se levanta.
Quien tenga garganta
que baile o que cante,
busque acompañante
y mueva sus pies,
uno, dos y tres
atrás y adelante.

Muévase al compás,
¡suban el volumen!
Que todos se sumen
al ritmo vivaz.
Dos pasos atrás
decía una vieja
sin dientes, ni ceja,
¡déjenme pasar!
cuando fue a bailar
buscando pareja.

Se cortó la luz,
la vieja discreta
recula en chancleta
y aprieta su cruz.
La veo a trasluz,
por eso transmito,
que en un rinconcito
estaba a los besos,
cometiendo excesos
con un jovencito.

Noche traicionera
oscura, tramposa,
creía fue hermosa
y era refulera.
Él anda ahí afuera
buscando un doctor,
hoy tiene terror,
se escucha su queja,
pues besó a la vieja
y murió de amor.



Poema publicado en el libro "Identidad" de Arjona Delia
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22 de octubre de 2018

Décimas de humor a la suegra

Décimas espinelas de humor con cuatro pies forzados.

* Mi suegra se fue de fiesta
* Anduve vendiendo plantas
* el gallo camina rengo
* las hojas del libro aquel


MI SUEGRA SE FUE DE FIESTA
(Arjona Delia)

Mi suegra se fue de fiesta
a bailar toda la noche
la trajeron en un coche
¡con un fuerte olor, que apesta!
Le pregunté y su respuesta
no fue nada convincente
porque era tan evidente
que se tomó todo el vino
y me lo chismeó un vecino:
¡se arrastraba cual serpiente!

La tapé con una manta,
¡hizo flor de papelón!
ahora está en un rincón
con un aroma que espanta.
Anduve vendiendo plantas
para pagar sus destrozos,
nada le dije a mi esposo
porque capaz la acompaña
mucho miente y mucho engaña
¡y puede ser contagioso!

Me contó la última vez:
"el gallo camina rengo"
le dije: ¿qué culpa tengo?
no soy jurado, ni juez.
En su estado de embriaguez
no le vale la protesta,
mi suegra se fue de fiesta,
la estafaron unos chantas,
yo anduve vendiendo plantas
y ella sigue descompuesta.

Ahora duerme la siesta
y yo que soy una santa
anduve vendiendo plantas
pues soy buena y soy honesta.
Mi suegra se fue de fiesta
le dio duro al moscatel,
las hojas del libro aquel
escritas yo ya las tengo
el gallo camina rengo
será el nombre del cartel.

Les he contado la historia
las andanzas de mi suegra
que cuando toma y se alegra
siempre pierde la memoria.
Le pondré dedicatoria
y sin contarles macana
duerme toda la mañana,
porque es toda una señora,
y duerme abrazada ahora
juntita a una damajuana.





Publicado en el libro "Identidad" de Arjona Delia
Todos los derechos reservados.
Copyright ©12/10/2018 by Arjona Delia

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18 de octubre de 2018

Ejemplos de Décimas espinelas con pie forzado

Décimas espinelas con cuatro pies forzados.

*Cuando suenan las guitarras
*Festival de la cultura     
*El escenario de fiesta     
*cantores comprometidos 
Décimas espinelas




FESTIVAL DE LA CULTURA 
(Arjona Delia)

Nos alegra el corazón
cuando comienza la farra,
cuando suena la guitarra
que nos llena de emoción.
Porque así es la tradición,
alegría, compartir,
y en el alma del sentir
las notas de la bordona,
la décima se pregona
y nos alegra el vivir.

Festival de la cultura
cuando suenan las guitarras,
cual vibración de chicharras
todo el éxito asegura.
Porque hay que estar a la altura
y cantar con gran fervor,
con el verso el payador,
con el poncho y la alpargata,
todo el arte se retrata
y al canto le hacen honor.

Y el escenario de fiesta
ya comienza su función,
porque tienen condición
ya está tocando la orquesta.
Ninguno duerme la siesta,
se desecha la amargura,
festival de la cultura
cuando suenan las guitarras,
pues todos le ponen garras
contorneando su figura.

Cantores comprometidos
cuando suenan las guitarras
con sonidos de chamarras
todos son bien aplaudidos.
Su talento ha conseguido
que la gente esté dispuesta,
el escenario de fiesta,
ya se baila con soltura,
festival de la cultura,
¡que excelente esta propuesta!



Publicado en el libro "Identidad" de Arjona Delia
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14 de octubre de 2018

Décima a la primavera

En el aire ya se siente el aroma a primavera. Las plantas y los árboles ya muestran sus primero brotes.  Para mí es la mejor estación, pues nuestra alma se llena de ilusión.

PRIMAVERA
(Arjona Delia)

El jardín está florido
¡y cómo brotan las rosas!
Donde vuelan mariposas
los pájaros hacen nido.
Va despertando el sentido
toda planta florecida,
que de color va vestida
en la más bella estación,
está llena de ilusión...
¡Por eso alegra la vida!






Publicado en el libro "Identidad" de Arjona Delia
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