Chispita era una tortuga que vivía en el bosque, y algunos animales se burlaban de ella porque era muy lenta. La gacela, el conejo y la liebre ya habían recorrido cada rincón del bosque varias veces. Pero Chispita, por ser lenta, aún no conocía qué había más allá del río y por eso era objeto de burla de los demás animales.
Aunque ella era muy curiosa y aventurera, su lentitud le impedía avanzar.
Un día, conoció a Rayo, un caballo de color negro que tenía su crin al viento, y se hicieron amigos. Rayo era veloz y fuerte, mientras que Chispita era lenta, pero inteligente. A pesar de sus diferencias, eran grandes amigos y siempre se divertían juntos. Chispita le contó a Rayo que había oído que había un mundo lleno de cosas lindas al otro lado del río, pero como era muy lenta, nunca lo llegaría a conocer.
Entonces, Rayo le dijo que se subiera a su lomo, que él la llevaría a conocer y conocer nuevos lugares. Chispita obedeció, y juntos partieron hacia ese viaje. Cuando cruzaron el río, se encontraron con un prado verde y hermoso, lleno de flores de colores y árboles gigantes llenos de pájaros, y muchos animales con los que se hicieron amigos a los cuales les pudieron contar sus aventuras.
Chispita aprendió que si uno no puede solo en el camino de la vida siempre habrá algún amigo para ayudarnos a cumplir nuestros deseos.
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