POEMAS PARA LA MUJER: Poemas Arjona Delia Escritora Arjona Delia
Escritora Arjona Delia
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2 de abril de 2017

POEMAS AL DÍA DE LA MUJER CORTOS

¿Qué está pasando que están matando a tantas mujeres? La violencia va en aumento y cada vez más se escuchan actos salvajes y violentos contra las mujeres, no respetan sus ideas, ni su cuerpo. Algunas son tratadas como objetos, ellos se creen dueños de sus vidas, no las dejan trabajar, estudiar o salir con amigas. Paremos con este accionar, unámonos por el derecho a la igualdad.  No nos podrán silenciar, que se escuchen nuestras voces y que en el mundo se instale el respeto a la mujer.



Respeto y amor
(Arjona Delia)

¿Qué será que está pasando?
A ellas las están matando
con violencia y con crueldad.
Son mujeres sometidas,
se apoderan de sus vidas,
¡les roban su libertad!

Siempre actuando con sadismo
y con un falso machismo
¡pisotean la verdad!
Su violencia va en aumento,
son salvajes y sangrientos
¡pues no admiten la igualdad!

¡Todas juntas reaccionemos,
es hora que despertemos,
pongamos punto final!
Que termine la violencia
este accionar con demencia
sanguinario, criminal.

Resguardemos a mujeres,
si al maltrato se atreviere,
la justicia debe actuar.
Si el respeto desconoce,
que se escuchen nuestras voces,
¡no las podrán silenciar!

¡Ni una menos más queremos!
Si nos unimos podremos
el flagelo detener.
Pues todas somos iguales
¡y que en el mundo se instale
el respeto a la mujer!




Poema publicado en el libro "Poemas y pinceles de Arjona Delia
Todos los derechos reservados.
Copyright ©20/02/2017 by Arjona Delia

Attribution No Derivatives cc by-nd Esta licencia permite la redistribución, comercial y no comercial, siempre y cuando no sea alterada en lo absoluto dando crédito al autor.

28 de marzo de 2017

Poemas del libro Entre plumas y pinceles

Entre plumas y pinceles me encuentro hoy. Fragmentada entre dos mundos, mi pluma poética y mis pinturas.  Expresarme por medio de la escritura es una terapia que me ayuda a liberar sentimientos; me permite sumergirme en un mundo de fantasía relajante y liberador.
 Y la pintura me ayuda a liberar toda la energía positiva que tengo en mi alma; expresar por medio del color los matices de mi interior me genera una gran satisfacción.Cuando despliego mis alas trasmito mi emoción y les entrego mi corazón.



ENTRE PLUMAS Y PINCELES
(Arjona Delia)


Entre colores, pinceles,
con lápices y papeles,
¡salen sueños a volar!
Con las plumas, los poemas,
con las telas y acuarelas,
¡se pincela mi soñar!

En las gotas de la tinta
la imaginación se pinta,
¡sólo me dejo llevar!
Fragmentada entre dos mundos,
acaricio lo fecundo,
cuando me quiero expresar.

Con mis lienzos y pinceles,
con los neutros y pasteles,
voy matizando el amor.
Con la pluma y los escritos
me aproximo al infinito,
¡y lo pinto de color!

La armonía se fusiona,
porque el arte me apasiona,
¡y se enaltece al crear!
Se embellece con las rimas,
con matices se sublima,
para la dicha alcanzar.

Así es como me libero
de sentimientos sinceros,
y me da satisfacción.
Con mis letras y pinturas,
con las rimas y texturas,
¡les entrego el corazón!





Poema publicado en el libro "Entre plumas y pinceles"
            de Arjona Delia
Todos los derechos reservados.
Copyright ©28/03/2017 by Arjona Delia


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19 de marzo de 2017

Selección Poemas al día del hombre

Son lo mejor de este mundo cuando estás enamorada, o suelen ser tu peor pesadilla cuando estas divorciada. Pero siempre son necesarios en nuestra vida.

HOMBRES TAN NECESARIOS
(Arjona Delia)

Son jazmines y orquídeas
cuando estás enamorada,
de las rosas, sus espinas,
¡cuando alguien se separa!

Si sus labios te acarician
te llenan de fantasías,
cuando te engañan serán
¡tus más feas pesadillas!

Arquitectos de palabras,
constructores de misterios,
hombres que a veces mienten
y a veces guardan silencios.

¡Vaya este homenaje a ellos,
necesarios en la vida!
Señores y caballeros,
en suelo fértil, semillas.





Poema publicado en el libro "Retrato de mujer" de Arjona Delia
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Varios poemas cortos día del hombre

Nuestra mejor compañía, los que pinta de colores nuestro cielo, acariciando nuestra alma.

ASÍ SON ELLOS
(Arjona Delia)

Hombre es aquel que te ama
y es amable consejero,
manifiesta su humildad,
¡es honesto y es sincero!

El que pinta de colores
las heridas de tu alma,
y acaricia tus promesas
con las brisas perfumadas.

Es un hombre apasionado,
del corazón es tu dueño.
Tu compañero y tu amante,
¡tu poeta y tu deseo!

Es la calma de los mares,
y otras veces es tormenta.
Afortunada en tenerlo,
¡en las malas y en las buenas!




Poema publicado en el libro "Retrato de mujer" 
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Poemas alusivos día del hombre

Son libres cual pájaros, a veces se quedan en el nido y otras vuelan en busca de libertad.


MARINERO DE ALTA MAR
(Arjona Delia)

Son pájaros errantes en vuelo,
les cuesta quedarse en el nido.
Su amor son bellas palabras
¡que proclaman en tus oídos!

Personas que trabajan duro,
hombres que viven pensantes.
¡Amantes de cinco sentidos!
Marineros de alta mares.

¡Hombres que queremos tanto!
Por los que a veces sufrimos,
Nos tienen enamoradas,
¡son lo mejor que ha existido!





Poema publicado en el libro "Retrato de mujer" de Arjona Delia.
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Poemas cortos al día del hombre

Ellos son un café en días de invierno, nuestra mejor compañía.



LA MEJOR COMPAÑÍA
(Arjona Delia)

Mi mejor palabra, mi mejor desvelo,
mi mejor poema, mi mejor promesa,
melodías dulces, beso apasionado.
¡y cuando al hombre amas, todo entregas!

Son café caliente en los fríos inviernos,
te mecen sus brazos acunando sueños,
nuestra compañía y amor verdadero,
¡son tan necesarios estos caballeros!





Poema publicado en el libro "Retrato de mujer" 
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Poemas cortos día del hombre

Caballeros sin armadura que nos hacen perder la razón.


ASÍ ES ÉL
(Arjona Delia)

Por las obras de sus manos,
¡admirable el hombre es!
Cuando escriben los poemas,
¡nos rendimos a sus pies!

¡Coronados van de gloria!
¡Sus hijos son bendecidos!
Van llevando por la tierra 
siempre en alto su apellido.

Contemplando bella hombría
en tu día saludamos.
Caballero de armadura,
¡Cuánto te necesitamos!




Poema publicado en el libro "Retrato de mujer" 
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5 de marzo de 2017

POEMAS DEDICADOS AL DÍA DE LA MUJER

En el día de la mujer dedico este poema. En esta página encontrarás la mejor selección de poemas dedicados en homenaje a ella, la mujer.

homenaje a la mujer


Así eres
(Arjona Delia)

Casi nunca tú descansas,
trabajas y no te cansas,
pensando siempre en tu hogar.
Tu vientre teje la vida,
y por Dios fuiste elegida
para cuidar y enseñar.

En pie siempre te mantienes,
y por más que llueva y truene,
no te rindes al luchar.
Si te caes y tropiezas
tienes mucha fortaleza,
¡te vuelves a levantar!

Porque nada te detiene,
al problema cuando viene
tú le encuentras solución.
Te mantienes siempre erguida,
aunque sangres, con heridas,
¡te entregas sin condición!

La verdad siempre prodigas,
y con amor siempre abrigas
a tus hijos al nacer.
Eres valioso tesoro,
sobresale tu decoro,
¡te valoramos, mujer!

Transmite amor tu mirada,
siempre perdonas cuando amas,
porque enseñas libertad.
Sobresale tu belleza,
tienes amor, fortaleza,
¡una mujer de verdad!





Poema publicado en el libro "Reflejos de mi Ser" de Arjona Delia
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Copyright ©05/03/2017 by Arjona Delia


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3 de marzo de 2017

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER POEMAS

En el día internacional de la mujer quiero compartir este poema que habla sobre sus derechos. La mujer tiene derecho a ser respetada, tiene derecho a su cuerpo, a tomar decisiones libremente y tiene derecho a elegir. Que en todo el mundo se respete el derecho a mujer.

Poemas día de la mujer

¡Respétame!
(Arjona Delia)


¡Respétame!

No pretendas lastimarme,
tengo derecho a negarme,
no me debes silenciar.
Mi cuerpo que es sagrado
debe ser respetado,
¡no me puedes obligar!

¡Respétame!

¡No me humilles y sometas!
Me arrinconas y me aprietas
no me permites volar.
No me daré por vencida,
encontraré la salida,
¡y no me podrás callar!

¡Respétame!

No destruyas, desalientes,
mis ideas diferentes,
no me quieras confundir.
No aprisiones a mi mente,
no me aísles de la gente,
¡no me puedes oprimir!

¡Respétame!

No me pongas condiciones,
respeta mis decisiones,
tengo derecho a elegir.
No hieras mis sentimientos,
ni condenes pensamientos,
¡quiero en felicidad vivir!

¡Respétame!

No agacharé la cabeza,
no ganará la tristeza,
yo no me voy a rendir.
¡Y lucharé, lo prometo,
por mi derecho al respeto
para en libertad vivir!

¡Respétame!





Poema publicado en el libro "Entre plumas y pinceles" de Arjona Delia
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18 de febrero de 2017

POEMAS CORTOS A LOS HIJOS

Los hijos son la extensión de nuestro ser. Quienes somos madres sabemos del privilegio que nos fue concedido al poder engendrar. Tratamos de educarlos con valores y les brindamos amor para que lleguen a ser adultos felices.  Y cuando pasan los años y los vemos crecidos nos damos cuenta que el esfuerzo y la lucha por criarlos no ha sido en vano. Sentimos una bocanada de oxigeno que corre por nuestras venas que nos llena de gozo el alma. El tener hijos es el mayor tesoro al que puede acceder una madre.
Poemas cortos a los hijos

MI MAYOR TESORO
(Arjona Delia)

Siempre he sido bendecida
y le agradezco a la vida
haber podido engendrar.
Son mis hijos prodigiosos,
son adultos muy valiosos
y acompañan mi soñar.

Y si busco en mi memoria,
cuando repaso en mi historia,
siempre los supe cuidar.
Los he criado con valores,
pues salieron luchadores,
y educados al hablar.

Con ellos, mi alma está plena,
porque mi aire se oxigena
y me dan felicidad.
Se mantienen siempre unidos
siempre fueron muy queridos
y criados en libertad.

Ramilletes de alegrías
que florecen día a día
custodiando mi vivir.
Y me brindan fortaleza
la mayor de las riquezas,
¡la razón de mi existir!

Son diamante, bellas gemas,
son mi musa, mis poemas,
¡mi mayor tesoro son!
El tenerlos a mis hijos
que me dan gran regocijo
¡es una gran bendición!





Poema publicado en el libro "Entre plumas y pinceles" de Arjona Delia

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Copyright ©16/02/2017 by Arjona Delia


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5 de febrero de 2017

POEMAS CORTOS DÍA DEL AMOR Y LA AMISTAD

¿Cuántos amigos tienes? En época de redes sociales la respuesta nos asombraría; mucho hacen alarde de tener miles de “amigos”. Pero ¿Quiénes realmente son nuestros amigos? Hay maneras de identificar a aquellos que realmente lo son.




AMISTAD ES AMOR
(Arjona Delia)

Amistad es el abrazo
que se ofrece con el lazo
del afecto y del amor.
Es compartir emociones,
es latir de corazones,
es alivio del dolor.

Amistad es la confianza
que nos deja la enseñanza
de que juntos es mejor.
Es un apretón de manos,
¡es elegir un hermano
que da abrigo protector!

Es una confianza plena,
tus problemas oxigena
cuando te sabe escuchar.
Es la palmada en el hombro
que se siente con asombro,
¡nunca te van a juzgar!

Es compartir de los sueños
de los momentos risueños
y también cuando estás mal.
Un amigo que comprenda
es regalo, es ofrenda,
¡es un amor especial!

Amistad es fortaleza,
es aliento y es nobleza,
es afecto y es verdad.
Un amigo verdadero
es sentimiento sincero
¡y es valiosa su amistad!





Poema publicado en el libro "Reflejos de mi Ser" de Arjona Delia

Todos los derechos reservados.
Copyright ©05/02/2017 by Arjona Delia


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28 de enero de 2017

UN PADRE DE CORAZÓN CUENTO

La vida siempre te da una segunda oportunidad.

POEMAS PAPÁ DEL CORAZÓN

SEGUNDA OPORTUNIDAD

Gabriel era psicólogo y tenía su consultorio en la zona céntrica de Quilmes. Atendía principalmente a personas adultas, quienes en su mayoría lo consultaban por conflictos de parejas y separaciones. Eran mujeres que se sentían agobiadas por tener que lidiar con el trabajo y sus hijos luego de la separación.
Para despejarse de su largo día de trabajo, él hacía un intervalo en el horario del almuerzo y bajaba a una placita que se encontraba justo enfrente de su consultorio; dado que era soltero y no tenía ningún tipo de responsabilidades familiares, se daba ese pequeño gustito para él.
Allí  tomaba un poco de sol, probaba pequeños sorbos de agua de su botella y observaba a la gente que pasaba: personas que se encontraban sentadas, las que estaban realizando alguna actividad, algún que otro dueño que paseaba junto a su mascota, el abuelo que leía el diario, la embarazada que acariciaba su prominente barriga, los chicos que corrían tras la pelota, las parejas que se hacían arrumacos, las mamás que paseaban a sus bebés en sus cochecitos y las palomas que se acercaban junto a los gorriones a picotear los restos de su almuerzo.
Siempre repetía la misma rutina, porque lo ayudaban a despegarse de las angustiantes conversaciones que debía atender como profesional. Ver a las personas disfrutando del sol y del aire puro le hacía cargar energía para seguir con su arduo trabajo. Podría decirse que ya casi se conocía a todos los concurrentes asiduos de la plaza. Le gustaba observarlos con su rostros sonrientes, satisfechos y disfrutando, todos ensimismados en su mundo, al igual que él.
Pero ese día fue distinto su paisaje. Algo cambió. Pudo observar que la embarazada que acariciaba con cariño su pancita, tenía cara de tristeza, y hasta le pareció ver que unas lágrimas se deslizaban por su bello rostro; pero… “no podía ser”, alegó, quizás vio mal y se detuvo a observarla más detenidamente, ignorando todo lo que pasaba a su alrededor, rompiendo con su habitual rutina.
Y no se equivocó, esa mujer embarazada, casi diría a punto de parir, estaba angustiada y queriendo ocultar su llanto se limpiaba rápidamente las lágrimas para que no se derramaran en su rostro.
Sintió que no podía quedarse allí simplemente mirando, que como profesional sentía la obligación de ayudarla, contenerla y escucharla, porque “su vocación” así se lo indicaba. Y se acercó al banco en que ella estaba sentada y le preguntó: “¿Puedo?” indicándole su deseo de sentarse en el mismo. Ella accedió, lo miró sólo un instante, y volvió a encerrarse en su mundo sin emitir una palabra. Gabriel aceptó su actitud distante, pues al fin y al cabo él era un desconocido, aunque él sintiera que a ella la conocía de observarla todos los días, al igual que a otros que eran asiduos a esa plaza. Aunque no cruzaron una palabra, notó que la angustia de esa mujer se había disipado y creyó que su presencia le había servido —aunque sea en ese instante— para que esa mujer se olvidara del llanto. Después de quince minutos se levantó del banco, porque debía volver a su consultorio a atender a su próximo paciente, saludó amablemente, le dijo: ­“Mi nombre es Gabriel”  y se fue.
Al otro día volvió a cumplir con su rutina diaria, ubicándose en el mismo banco de plaza donde tomaba sol todas las tardes y la volvió a ver, con su rostro entristecido y se acercó porque no podía ver a esa mujer embarazada en ese estado. Razonaba que debía estar feliz, aunque más no fuera por ese hijo que llevaba en su vientre y que debería estar sintiendo la angustia de su madre. Le preguntó:
—¿Se acuerda de mí?
Ella le respondió:
—Sí, nos vimos ayer, y usted me dijo su nombre. ¿Gabriel?
—Así es— respondió él.
—Es que me acerqué porque la vi un poco triste y quería ayudarla: quizás le pueda servir contarme lo que la angustia tanto, sacar afuera su problema para que se sienta mejor y de esa manera hacer que su bebé también esté contento. Soy profesional, psicólogo, ahora estoy en mi tiempo de descanso, pero sabe cómo es esto, uno nunca descansa cuando tiene vocación por lo que hace y mientras pueda ayudarla, lo haré.
Gabriel percibió una pequeña mueca en su rostro que dibujaba una sonrisa y se alegró por ello. ¿Una pequeña muestra de confianza? No se equivocó, ya que la mujer le respondió:
—Mi nombre es Vanesa, y es verdad estoy un poco triste porque voy a ser madre soltera y me angustia no saber si voy a poder hacer frente a la crianza y educación de este niño que está por venir, yo sola.
Gabriel le preguntó:
—¿Y el padre del niño?
Vanesa respondió:
—El padre del niño me abandonó cuando se enteró que había quedado embarazada, porque estaba estudiando una carrera profesional y creyó que hacerse cargo de una familia en ese momento atentaría con su futura carrera, dado que me manifestó que no podría con ambas cosas. Y entonces eligió no hacerse cargo, aunque sí me ofreció la posibilidad de pagar los gastos que pudieran ocasionar si decidía hacerme un aborto, a lo cual no accedí, dado que no pasaba siquiera por mi cabeza tan aberrante crimen. Consideré que un ser que nació del amor de un hombre y una mujer no podría tener un final tan drástico. Y entonces nos abandonó y hoy me agarra angustia de saber si sola voy a poder educar y criar a mi niño como se lo merece. Pero no me haga caso, quizás mi estado de embarazada contribuye a que me sienta así, son las hormonas.
Gabriel respondió:
—¡Claro que va a poder! Las madres son muy valientes y siempre sacan  fuerzas para afrontar los problemas que se presentan, porque los hijos le trasmiten la energía que necesitan para sobrellevar cualquier cosa. ¡Va a poder! Y va a educar a su hijito muy bien porque le va a brindar amor, mucho amor, y ya dio la primer prueba de que ello va a ser así al preservar su vida desde su vientre. 
Gabriel miró su reloj; ya se había pasado quince minutos de su descanso y recordó que debía volver a su consultorio a recibir a su próximo paciente.
—Me tengo que ir, debo volver a mi consultorio, pues tengo pacientes esperando. Si mañana está aquí charlamos un ratito más ¿Le parece?
Vanesa asintió con un leve movimiento de su cabeza, sonriéndole y dándole las gracias.
Gabriel se despidió y se dirigió con pasos rápidos hacia su consultorio, que quedaba justo enfrente de la plaza, mientras Vanesa lo observaba irse.
Ella le calculaba unos treinta y cinco años de edad, de cabellos castaños claros muy prolijamente cortados como si recién saliera de la peluquería, de ojos verdes muy claros y mirada cristalina y un gran sonrisa que dejaba ver unos dientes muy blancos y parejos. ¿Cuánto mediría?  A simple vista le calculaba un metro ochenta, pero se podía equivocar por unos centímetros. Delgado, de tez blanca, pero un poco bronceada por el sol que tomaba en la placita. Vestía elegantemente, caminaba muy seguro y olía muy bien, podía percibir su fragancia aunque estuviera a punto de cruzar la calle. Sonrió un instante, recogió su cartera, se levantó del banco y se encaminó rumbo a su hogar, aliviada por la alentadora conversación que había tenido con Gabriel.
Al otro día la volvió a encontrar sentada en su habitual banco de plaza, que quedaba justo enfrente y a unos tres metros del que él se sentaba. Siempre escogía el mismo lugar porque tenía un gran árbol que le un daba sombra, pero a la vez permitía que el sol entibiara lo suficiente para sentir que acariciaba su piel y pigmentara su rostro con ese tono uniforme bronceado. Se acercó a Vanesa, la saludó y le preguntó:
—¿Cómo está? — Vanesa respondió:
—Un poco mejor, gracias por la charla de ayer.
Durante esos quince minutos que se tomaba para descansar de su ajetreado consultorio, se dedicaron a llevar una charla amena. Vanesa le contaba que vivía muy cerca de allí, a unas tres cuadras, yendo para el centro y que a unas diez cuadras había una clínica maternal donde llevaba sus controles habituales de embarazo y que seguramente tendría a su bebé allí, ya que la atención era de primera y su obra social le cubría los gastos. Contó que tenía dos hermanas mujeres que le estaban dando una mano con la decoración de la habitación de su futuro niño. Que tenía veinticinco años y que había mantenido una relación estable de dieciochos meses con el padre del bebé hasta que quedó embarazada y él decidió que no estaba preparado para formar una familia y la abandonó a su suerte.
Las charlas siguieron así, cortitas pero fluidas durante un mes, en las que  siempre repetían la rutina de charlar un rato en su horario de descanso. Gabriel ya percibía de antemano su estado de ánimo y sabía cuándo ella tenía ganas de hablar, cuándo tenías ganas de escuchar o de simplemente estar en silencio.
Vanesa daba señales de lo que quería con un simple gesto, que Gabriel ya conocía bien, colocaba su bolso en el asiento del banco donde él se sentaba, a modo de separación entre ambos.  Pero cuando estaba dispuesta y de buen ánimo lo colocaba a su derecha, colgado del respaldo del banco, sin obstaculizar el asiento. Eran pequeñas señales que le servían para no exteriorizar que ese día no tenía ganas de que nadie se le acerque.
Pero un día no la vio. No se preocupó demasiado porque pensó que al estar tan pesada con su avanzado embarazo, le estaba costando caminar esas tres cuadras que la separaban de su departamento a la placita. Y se dedicó a volver a su habitual rutina de observar los niños tras la pelota, el abuelo leyendo el diario, los que trotaban, las palomas y los gorriones que se acercaban a picotear las migas del piso, los nuevos brotes que tenían los rosales y por un momento se olvidó de Vanesa.
Miró el reloj, ya era hora de volver a su consultorio, y sintió como que algo le faltaba… el saludo a Vanesa de “Hasta mañana”. ¡Sintió que la estaba extrañando!
Al otro día volvió a la plaza en su horario habitual y tampoco la vio. Y se empezó a preocupar, a preguntarse qué le habrá ocurrido y si estaría bien. ¿Y si le pasó algo, o está con dolores de parto y está internada en la clínica? Se preguntaba. ¿Cómo saberlo? Se inquietó por no tener noticias de ella, y a pesar de que no conocía mucho de la vida de esa mujer, había algo que hacía que él se preocupara y quería saber sobre su estado de salud físico y anímico.
Mientras se tomaba un café en el consultorio, su mano dibujaba unas siluetas sobre la hoja en blanco; estaba ansioso por salir corriendo de allí para tener noticias sobre ella. Quería saber si se encontraba bien, le preocupaba que le pudiera pasar algo y esto a su vez lo asustaba porque no sabía mucho sobre la vida de esa mujer.
Gabriel tenía una extraña intuición, lo que hizo que se decidiera a ir a la clínica maternal, total no perdía nada, al fin y al cabo por algo Vanesa le había mencionado que tendría a su niño allí.
Decidió que cuando terminara la atención de sus pacientes del turno tarde, manejaría con su auto esas diez cuadras hacia el centro, buscando la maternidad y preguntaría por ella para ver si se encontraba allí, dado que no conocía la dirección del departamento de Vanesa (nunca se lo preguntó)
Miró su reloj, ¡al fin! Su último paciente acababa de cerrar la puerta despidiéndose hasta la próxima semana. Juntó sus cosas del escritorio, guardó su celular, agarró las llaves de su auto, se miró al espejo, se peinó con los dedos de su mano y se encaminó hacia la clínica maternal.
En la recepción lo atendieron muy amablemente y le indicaron que Vanesa había ingresado el día anterior y había tenido un varoncito de unos tres kilos trecientos gramos y que gozaba de buena salud. Que podía esperar diez minutos cómodamente en el sillón de recepción, tomarse un café hasta que se hiciera el horario de visitas en que se le permitiría pasar a verlos.
Gabriel aceptó el ofrecimiento, se sirvió un café y se acomodó en el amplio sillón rojo a la espera de esos eternos diez minutos que lo separaban de la certeza de saber que Vanesa y su bebé se encontraban bien.
Por fin le anunciaron que el horario de visitas había comenzado y que podía dirigirse hasta la habitación 502 en el quinto piso, en el sector materno infantil, y que antes de entrar a la habitación se lavara las manos con el alcohol en gel que se encontraba en la entrada de la puerta para prevenir posibles contagios al bebé y su madre, a lo que asintió rápidamente.
Subió al ascensor y esos segundos le parecieron eternos; sentía una extraña sensación de felicidad que no podía explicar, ansiedad de conocer a ese pequeñito que no sabía qué nombre tendría y saber cómo se encontraba Vanesa.
Llegó al quinto piso, buscó la habitación 502, recordó lo que le dijo la recepcionista, vio el gel en una mesita cerca de la puerta de entrada a la habitación, se lo frotó bien por ambas manos y golpeó la puerta, esperando la autorización a entrar. Sentía que su corazón se salía de su pecho y latía presurosamente. Debería calmarse, pero no podía.
—¡Adelante! —Se escuchó una voz femenina del otro lado de la puerta.
—¡Sabía que vendrías! —exclamó Vanesa cuando vio que era Gabriel.
—¡Es que no te vi ni ayer, ni hoy en la placita y presentí que algo te había pasado! Espero no te moleste que esté aquí.
—Para nada— respondió ella, —pasá, pasá, allí está, es un varoncito, pesa tres kilos trecientos gramos, se parece a mí y dice la doctora que está en perfecto estado de salud. Ya se alimentó con el pecho y la enfermera le cambió los pañales.
Gabriel se acercó hasta la cuna que cobijaba al bebé y lo miró. Creyó ver que esa nueva vida le sonreía. ¿Cómo era posible? “No, no puede ser, es demasiado pequeño para que me reconozca y me sonría”, se dijo.
Volteó su cabeza y la miró a Vanesa con un gesto de ¿Puedo?
A lo cual ella asintió:
—¡Sí, claro, por supuesto!
Entonces estiró ambas manos y lo levantó con toda delicadeza, como si se fuese a romper, y lo apoyó sobre su pecho.
—¿Cómo se llama? —preguntó Gabriel.
—Gabriel —responde Vanesa.
—¡Se llama igual que yo, qué coincidencia! —Exclamó Gabriel.
—Así es —respondió Vanesa. —Ese día que te presentaste y que yo estaba llorando, en realidad estaba rezando muy angustiada. Porque estaba agobiada con mis problemas y ensimismaba en ellos no había podido todavía encontrarle un nombre a mi bebé. Yo le hablaba desde la panza y le decía “Porotito” pero cuando nacería no sabía qué nombre ponerle y le estaba rogando a Dios que me ayudara con un nombre… y apareciste vos, presentándote como “Gabriel” y en ese instante sentí que Dios había escuchado mis plegarias. Por eso le puse “Gabriel”. Y hace un rato también le estaba agradeciendo a Dios por la buena salud de mi Gabrielito y le pedí que me diera una señal sobre vos, y en ese momento sentí que golpeaban a la puerta, y allí estabas pidiendo permiso para entrar. ¡Creo en Dios! Y creo que por alguna razón las personas siempre se cruzan en nuestro camino. Es Dios quien las envía por alguna razón.
Gabriel se emocionó por lo que Vanesa le estaba contando, besó a Gabrielito sobre la frente y lo volvió a acomodar en su cuna. Fue en ese momento que supo que ese niño iba a ser parte de su familia y que nunca más se despegaría de él y llegarían a ser una gran familia. Se acercó a Vanesa, le besó la frente y le prometió que al otro día regresaría con un obsequio para Gabrielito. Y que contara con él para cuando tuviera que volver a su departamento junto al niño, que él los iba ayudar, si ella aceptaba.
Vanesa no podía creer que tantas cosas lindas le estuvieran pasando, mientras visiblemente emocionada le respondía que sí.
El viento esparce las semillas que caen en tierra fértil.
Otros, a veces, son los encargados de cuidar la plantita que llegará algún día a ser un frondoso árbol.
Padre no es el que engendra, el que pone la semilla.
Padre es el que educa y cría.





Publicado en el libro “Entre plumas y pinceles” de Arjona Delia

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19 de diciembre de 2016

POEMAS DE AÑO VIEJO Y AÑO NUEVO

Ya se termina el año y hacemos un balance de todas las cosas que hicimos en el año y nos damos cuenta que tenemos sobradas razones para festejar.  Hemos decorado nuestro hogar con el arbolito, con guirnaldas y luces de colores para dar un marco alegre a estas fiestas. Y sólo nos resta brindar, por los que no están, por nuestras familias, nuestros amigos, por la salud, por el trabajo y por nuestros sueños.  Brindemos para que se abran los caminos de la solidaridad, y que el amor traiga paz en este mundo. Que el año que termina se lleve todo lo malo y que el nuevo traiga abundancia y renueve los vientos y traiga felicidad. ¡Brindemos que este año ya se acaba!

poemas año nuevo fin de año

 ¡VAMOS A BRINDAR!
(Arjona Delia)

El año ya se termina,
y la balanza se inclina,
por las cosas que vendrán.
Nuestro hogar bien preparado,
bonito nos ha quedado,
pues decorado ya está.

Descorchamos la botella,
y miramos una estrella,
por los ausentes, brindar.
Por trabajo, día a día,
la salud y la alegría,
y para poder soñar.

Alza la copa de vino,
y que se abran los caminos,
de la solidaridad.
Para que un amor profundo,
traiga la paz en el mundo,
¡la justicia y la verdad!

Brinda por este nuevo año,
que subamos los peldaños,
de una nueva realidad.
El tiempo se va volando,
un nuevo año está llegando,
¡brinda por felicidad!

Que el año viejo se lleve
todo lo malo y renueve,
los vientos para pensar.
Que se escuchen los festejos,
que se acaba el año viejo,
¡vamos todos a brindar!






Poema publicado en el libro "Reflejos de mi Ser" 

Todos los derechos reservados.
Copyright ©19/12/2016 by Arjona Delia


Attribution No Derivatives cc by-nd Esta licencia permite la redistribución, comercial y no comercial, siempre y cuando no sea alterada en lo absoluto dando crédito al autor.

CARTAS DE DESAMOR - TRISTE CONDENA

TRISTE CONDENA
(Arjona Delia)

Escrito para el concurso "Cartas de desamor"  realizado por la Secretaria de Cultura de Quilmes.

Hoy me pregunto, ¿por qué? 
No encuentro las palabras para expresar lo que siento. Es difícil trasmitir en el papel la angustia que transita mi corazón. No puedo detener las lágrimas cuando escribo esta carta.
Nunca pensé que decidirías empezar una nueva vida, que nuestra historia de amor tendría un final tan doloroso. Lo que más sufrimiento me causa es no saber y entender los motivos que hicieron que te alejaras de mi lado, si siempre te di lo mejor de mí.  
cartas de desamor
Sé que ya es tarde, que no hay manera de recuperar tu amor. Te perdí y lo debo asumir, pero hay una lucha en mi interior, porque aunque mi corazón te ama, mis pensamientos me dicen que debo olvidarte y empezar de nuevo. Pero, ¿cómo se hace? ¿Cómo se borran los mágicos momentos que juntos vivimos? En la habitación aún conservo una de tus fotos que me hace imaginar que fuiste a trabajar y que a la noche regresarás. Pero llega la noche y la cena me encuentra en soledad y me hace ver mi nueva realidad. En mis sueños reapareces con tu dulce mirar y esto me hace confundirme todavía más. Cuando despierto en las mañanas, resuena en mis oídos tu voz diciéndome “Te amo”. Siento el calor de tus manos sobre mi espalda y recuerdo el sabor de tus labios. Mi cama aún conserva el perfume de tu piel sobre mi almohada. Llevo tu olor impregnado en mi ser y tu nombre tatuado en mi alma. ¿Cómo le digo a mi corazón que se olvide de todo eso?
Me convertiste en mujer, me enseñaste a conjugar el verbo amar y te fuiste seducido por un espejismo y me dejaste sin nada. Se me quiebra la voz y se me agrieta el corazón cuando pienso que no me amas. En mi rostro ya no se dibujan
las sonrisas que antes fácilmente brotaban. Sólo siento un gran vacío, porque te llevaste los mejores años de mi vida, mis alegrías y mis ganas de vivir. Hoy la angustia se ahoga en mi pecho y hay un dolor profundo en mi alma, un tormento del que no puedo escapar. No encuentro la luz que ilumine mi camino y me muestre la salida. ¿Por qué? ¿Por qué tu indiferencia me hace tanto daño? Si tanto nos amábamos ¿Por qué? No encuentro la respuesta a mi pregunta.
Mi corazón se desgarra de dolor, te busco ilusionada en cada rincón de la casa. Estoy sangrando por la herida y cada día te extraño más. 
En mi rostro y en mi cuerpo se refleja la tristeza, pues debo asumir que ya no volverás. La soledad y la melancolía me hacen compañía en un laberinto sin salida. Ya no aguanto un minuto más sin tenerte, pero debo callar. Entonces mi sentimiento queda atrapado, prisionero dentro de mi alma sin poder hacer nada. Sólo me resta cumplir con esta condena y debo aceptar esta triste realidad de saber que ya no estás. 
Pero, ¿cómo se hace para dejar de amar? ¿Cómo se hace para olvidar? Si todos los lugares me recuerdan a ti. Todo se derrumbó cuando hiciste añicos los juramentos de amor eterno, cuando otra persona se cruzó en tu camino, y se derribaron nuestros sueños cual si fuera un castillo de arena. Debo aguantar el amargo sabor que tiene el adiós. Reconocer que esta vez he perdido, que todo mi inmenso amor no sirvió para retenerte a mi lado.
Mientras escribo esta carta unas lágrimas se deslizan por mi rostro. Un angustioso llanto que nunca verás, pero que se derrama en tu nombre y le da alivio a mi alma. Sangro por dentro y se desgarra mi alma al pensar que todo se acabó. Sólo quiero que me digas… ¿cómo se hace para volver a empezar?







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5 de diciembre de 2016

POEMAS A LA NAVIDAD

La navidad es una puerta abierta al compartir. Nuestro espíritu se llena de gozo y aflora el sentir navideño. Decoramos nuestro hogar con el arbolito, el pesebre y los regalos. Preparamos nuestros platos exquisitos y compartimos en familia y con amigos. La esperanza se renueva y  los lazos de amor se afianzan. Que al sonar de las campanas nuestro amor se multiplique ¡porque ha llegado navidad!
Poemas de navidad


HA LLEGADO NAVIDAD
(Arjona Delia)

La familia está reunida,
preparada la comida,
¡porque llega Navidad!
Hay manjares exquisitos,
decorado el arbolito,
así toda la ciudad.

Se renueva la esperanza,
y los lazos que se afianzan,
al sentir la redención.
Que una lluvia nos atrape,
y que el alma nos empape,
¡con gotas de salvación!

Aclamar el nacimiento
de Jesús con sentimiento,
y en familia compartir.
Que se cumplan nuestros sueños
y el aliento navideño
emerja en nuestro sentir.

Que la mesa luminosa,
se comparta generosa,
¡festejar en amistad!
Que el amor se multiplique,
que la campana replique,
¡porque llegó Navidad!





Poema publicado en el libro "Reflejos de mi Ser" de Arjona Delia

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POEMAS PARA CUMPLEAÑOS

Un nacimiento es la alegría más inmensa que puede tener una persona. Por eso para recordar esa gran felicidad todos los años se conmemora y festeja su cumpleaños. Festejar un año más de vida nos da satisfacción y si es con salud y amor mucho mejor.  
 

 
FELIZ CUMPLEAÑOS
(Arjona Delia)

Con tu nuevo cumpleaños
vas subiendo los peldaños,
te estás haciendo mayor.
Hoy se brinda y se festeja,
y el cariño se refleja
¡porque tú eres el mejor!

¡Feliz cumpleaños tengas!
Con muchos regalos vengas,
y lo puedas disfrutar.
Que cumplas todos tus sueños,
sean grandes o pequeños,
¡que siempre puedas brillar!






Poema publicado en el libro "Reflejos de mi Ser" de Arjona Delia

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POEMAS A UN HERMANO

 El 5 de septiembre se celebra el Día mundial del hermano, en conmemoración del día del fallecimiento de la Madre Teresa de Calcuta.
Tengo cinco hermanos y el mayor siempre fue el que marcó nuestro camino. Siempre inventaba juegos y nos divertíamos con las cosas simples de la vida.
Poemas a los hermanos

A MI HERMANO
(Arjona Delia)

Siempre marcaste el camino,
que me mostró mi destino,
¡eres mi hermano mayor!
La misma sangre llevamos,
nuestra infancia no olvidamos,
¡porque fue de la mejor!

Compartimos nuestra madre,
y también el mismo padre,
que nos supieron cuidar.
Llevamos el apellido
que nos mantiene hoy unidos,
¡eres hermano ejemplar!

La memoria de mi infancia
me recuerda las fragancias,
la alegría de jugar.
Cuando a veces te enojabas
muy fuerte yo te abrazaba,
al volvernos a amigar.

La cajita de juguetes,
las fiestas y los cohetes,
alegría al compartir.
Carnavales, travesuras,
éramos sólo criaturas
queriéndose divertir.

¡Nosotros somos hermanos!
y todo nos perdonamos
nuestro amor es de verdad.
Que los brazos extendidos
nos mantengan siempre unidos
¡siempre, por la eternidad!





Poema publicado en el libro "Reflejos de mi Ser" 
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POEMAS A LA ENFERMERA

Hoy dedico mi poema a las enfermeras, ángeles de guarda que cuidan y protegen a los enfermos con todo profesionalismo. Su calidez humana y su gran vocación la hacen inigualable. Apoyan a los pacientes enfermos, tanto física, como mentalmente. Los observa evaluando y registrando los síntomas y evolución de los enfermos. Y lo hacen de una manera amorosa y cordial. Siempre están alerta en el cuidado y atención que deben dar. Para todas ellas mi poema.

Poema a la enfermera

DEDICADO A LAS ENFERMERAS
(Arjona Delia)

Con sus manos elegantes,
la enfermera vigilante,
preserva nuestra salud.
En su guardia, siempre alerta,
en cuidados es experta,
¡la paciencia es su virtud!

Es servicio y es entrega,
es fuerte y no se doblega,
pensando en el bienestar.
Su presencia nos consuela,
porque ella es la centinela,
¡que te ayuda a levantar!

Con jeringas, algodones,
ronda las habitaciones,
para aliviar el dolor.
Resguardando nuestras vidas,
cuando cura las heridas
¡la enfermera es la mejor!

Ángel, de blanco vestida,
de vocación tan sentida,
¡es grande su corazón!
Mitigando nuestros males,
con sus modos tan cordiales,
¡ella es una bendición!




Poema publicado en el libro "Reflejos de mi Ser" de Arjona Delia
Todos los derechos reservados.
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GUARDIANES DE LA SALUD
(Arjona Delia)

A médicos y enfermeros,
a estos héroes verdaderos
que demuestran su virtud.
Van aplausos dedicados
a estos seres esforzados
guardianes de la salud.



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POEMAS A LOS DOLORES DEL CUERPO

El otro día me agarró un dolor lacerante, una crurálgia, que me inmovilizó y me obligó a internarme unos días y luego del alta a hacer reposo absoluto durante una semana.
Un dolor que se me trasmitía hacía la pierna,  me quemaba y sentía como descargas eléctricas en la pierna. Entonces me voy dando cuenta que los años no vienen solos. Que cada vez más se van presentando problemas de salud que afectan nuestro cuerpo. Dolores del alma... del almanaque que va dejando caer sus hojas. Por suerte esos achaques cesaron, pero era esperado que hiciera una poesía con ese tema.
Poemas al dolor

DOLORES DEL ALMANAQUE
(Arjona Delia)

Un dolor lacerante me atraviesa,
el filo del puñal que me doblega,
algo hiriente me toma de sorpresa,
¡y por toda la pierna se despliega!

Es dolor del alma... el almanaque,
las hojas presurosas van cayendo,
nos hacen que dominen los achaques,
¡y en los huesos se van extendiendo!

En las noches hacía que agonice,
siempre acudía puntual a la cita,
y en mi herida trenzaba cicatrices,
¡percibía puntadas infinitas!

Así me tuvo un lapso agonizante,
atada a sus caprichos y demandas,
veinte días de cama invalidantes,
¡que hacían que el martirio se me expanda!

¡Y logré liberarme de la espada!
Victoriosa salí, fortalecida,
recobrando mi salud tan soñada,
¡premiada nuevamente por la vida!

¡Benditos los cuidados maritales!
¡Benditos los calmantes y brebajes!
¡Benditas son las sales relajantes!
¡Benditos los baños de hidromasajes!

La vida no sólo son bellas flores,
martirios a veces te hace sufrir,
trae angustias, achaques y dolores
¡pero qué lindo que es poder vivir!





Poema publicado en el libro "Retrato de mujer" de Arjona Delia.

Todos los derechos reservados.
Copyright ©05/12/2016 by Arjona Delia


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