Mi amor, ¡sé que me quieres! Y yo también te quiero y mucho.
¿Sabes lo que noté en nuestras cartas? Que hay muchos puntos iguales, muchas similitudes.
Hace más o menos un mes escribí una carta para ti, pero no la envié, aún la tengo, y en ella había también algunas preguntas que quería que tú me respondieras.
Bueno, ahora intentaré yo contestar a tus preguntas. ¿Empezamos con la primera? Me preguntabas si aún te quería. Creo que la primera pregunta, a esta altura de la carta, está respondida. Me preguntabas si aún te seguía amando como antes… ¡Claro que no! Ahora te quiero más, mucho más que antes. Ahora que estás lejos he llegado a comprender que te necesito a mi lado para vivir. Aunque sea sólo para caminar juntos, o simplemente tomar mate juntos.
¿Si mi amor aumentó? ¡Claro que sí! La razón es porque cada vez que más te conozco, más me agradas. Sí, ¡mi amor aumenta cuanto más te conozco! Sé que todavía te conozco poco, pero ese poco me gusta. Por ejemplo, hay algo que no conocía de ti, y que conocí el domingo pasado. Me gustó el jueguito que me hiciste con el señalador… me gusta tu forma de actuar.
Me preguntabas si te veía frío. Todo lo contrario. Al principio creí que lo eras, un poco. Pero un día cambié de idea pues tú me hiciste cambiar. ¿Sabes cuándo?
Cuando fuimos juntos al museo. Luego, cuando estábamos esperando el colectivo juntos, para irme a casa. ¿Por qué crees que cuando bajamos del colectivo me encontraba rara, seria? Es por eso, porque no te conocía así. No es que me desagrada que tú seas así, todo lo contrario. Por eso es que a veces me ves un poco rara… ¡me asusta tu manera de amar! Me asusta pero me gusta.
Me preguntabas qué quería de la vida. Siempre quise ser feliz al lado de alguien que me quisiera, aún antes de conocerte. Quería y quiero formar un hogar, muy opuesto al que tuvieron mis padres, donde haya alguien que me comprenda y que me ame por lo que yo soy, y a quien también hacer feliz siendo compañeros.
Me preguntabas si creo que tú me lo puedes dar. Y creo que sí, porque tú eres lo que yo necesito.
Sé que juntos lograremos lo que anhelamos. ¡Lo sé!
Ahora me gustaría que tú pudieras responder las mismas preguntas. Quisiera saber qué piensas de mí.
¿Sabes? Como todo ser humano, soy imperfecta. Tengo errores y uno de tantos es ser un poco callada. Me molesta, ¿sabes? Hasta ahora tú lo estabas pasando por alto, no es que no lo notaras, sino que lo disculpabas.
A veces siento que actúo mal al quedarme callada, que te hago sufrir con mi actitud. No sabes cuánto desearía decirte todo lo que escribo… pero me cuesta hacerlo. Perdóname por ello. Yo te quiero pero me cuesta decírtelo y temo que tú llegues a creer que no te amo lo suficiente. Pero no es así. Creo que tú sabes cuál es mi problema, ¿verdad? Sé que entre nosotros tendría que haber más comunicación, lo sé, y te prometo que la habrá, pero ¡dame tiempo! Sólo un poco más. Sé que sabrás comprenderme. Perdóname si mi actitud callada hay veces que te molesta.
Creo que esta carta es un poco triste, pero necesitaba escribirla.
Espero sea muy pronto. Hasta muy pronto, mi amor. “Besos”.
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