Te escribo en este momento porque te extraño. Tan sólo han pasado 24 horas desde que nos vimos, y ya siento que me faltas. ¿Sabes? ¡Qué hermoso es amar!
Qué lindo es saber que hay alguien en quien pensar, con quien charlar, caminar, en quien confiar, alguien con quien compartir cosas aunque fueran pequeñeces, como un intercambio de cartas, un caramelo, una flor.
Qué bello es saber que tenemos a nuestro lado a alguien para compartir pensamientos, sentimientos, gozos, o tal vez resolver problemas.
No sé, pero creo que tú me mimas mucho, porque no es justo que vengas tan cansado de trabajar y tarde, y vayas a buscarme donde esté, para acompañarme a casa. No es justo pero me alegra, es más, me hace feliz que lo hagas porque me hace comprender que tú también me quieres.
Bueno, mi amor, sólo quiero decirte que a tu lado mi gozo es pleno y sé que tú también eres feliz a mi lado. Desearía que cualquier tormenta que quizás debiéramos afrontar, la atravesemos con éxito.
Mi amor: te quiero por lo que tú eres, me gustan tus momentos de seriedad y aquellos en los que pareces un niño.
Sé que no eres perfecto (nadie lo es) y por eso tienes debilidades e imperfecciones, pero ¡las cosas buenas que tú tienes, las sobrepasan!... Tú tienes muchas virtudes, de verdad, y todas me agradan y además nadie es quién para mirar tus puntos débiles y errores, pues, si Dios no lo hace, ¿quiénes somos nosotros para hacerlo?
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