En la vida lo importante es cultivar los valores que nos hacen un buen ser humano. No me olvido la humildad, la justicia, la verdad y el dar una mano a quien necesite. Porque para ser feliz no son importantes las riquezas, nunca debemos olvidar nuestras raíces, nuestras familias, amigos y jamás olvidar el perdón. Todas estas cosas son la clave de la felicidad.
La esperanza aún conservo,
es lo último que se pierde,
pues hace que me recuerde
que todo sueño preservo.
Y cada vez que lo observo
a este mundo, todo exploro,
mi familia yo valoro,
tengo un presente soñado,
pues la vida me ha otorgado
el más valioso tesoro.
Alegría inmensa tengo,
en los momentos felices
yo recuerdo mis raíces,
no olvido de dónde vengo.
Y por eso siempre arengo,
seas maestro o aprendiz,
a tu vida da matiz,
grábatelo en la cabeza,
que no importa la riqueza...
¡Lo importante es ser feliz!
Si el amor es la constante
tu vida tendrá sentido,
y con lo bueno aprendido
siempre tira hacia delante.
Nunca seas arrogante,
y tu mano siempre extiende,
la verdad siempre defiende,
si experimentas lo malo
míralo como un regalo,
pues del fracaso se aprende.
En la mirada constante,
la sencillez, ser piadosa,
son la fuerza poderosa
que embellecen tu semblante.
Y no olvides un instante,
de practicar el perdón,
de amar con toda pasión,
y a lo bueno siempre evoca
pues siempre hablará tu boca
lo que hay en tu corazón.
Y por eso en esta vida
la esperanza está adelante
no me olvido lo importante:
¡De alegría voy vestida!
Porque es la única salida,
el cultivar la humildad,
justicia, sinceridad,
la mirada pura, tersa,
y un gran amor, son la fuerza
de toda felicidad.
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