POEMAS PARA LA MUJER Escritora Arjona Delia
Escritora Arjona Delia

7 de septiembre de 2008

Amor Cibernetico


amor cibernetico

Amor Cibernetico

Mis ojos sólo han visto el titilante
fulgor de tu lenguaje en la pantalla,
ventana que me acerca conocida,
muro que me separa inexplorada.

Te leo, y en mi mente se organiza
un cúmulo de imágenes que alcanza
a dar cuerpo a la idea de tu cuerpo,
a dar vida a la idea de tu alma.

Te conozco y te ignoro a un mismo tiempo;
estoy contigo, pero qué lejana;
creo tocar tu piel, y entre mis dedos
sólo vibra mi piel sobresaltada.

Sé que vendrás un día, aunque es incierto
si este saber es fe o es esperanza.
Y cuando vengas, o si vienes, ¿cómo
resistirán mis ojos tu mirada?

Tiembla una duda en mi cerebro, y corre
el temor a lo largo de mi espalda,
formulando insistente la pregunta
de si me ves como me imaginabas.

Y la inquietud me impulsa a refugiarme
en la seguridad de la distancia.
Y no sé si prefiero tu venida,
o soñarte en ausencia enamorada.

No obstante, ven, voy a correr el riesgo,
que más me aflijo cuanto más te tardas...
O quizá...no, no vengas, que no quiero
morir de angustia si me despreciaras.

O si acaso...tal vez...probablemente...,
perdona, amor, que es el temor quien habla...
Llégate a mí, sin más, y abre tus brazos,
que yo hace tanto tiempo te abrí el alma.





Autor:Francisco Alvarez Hidalgo

4 de septiembre de 2008

Una rosa gris

Palabras de Amor

En el jardín que anida los antojos
una rosa entreabierta dormitaba
su color era gris, como tus ojos
y una perla en azul se desmayaba.

Las mariposas entre mil colores
revoloteaban sin cesar y el viento
como un canto a la vida y a las flores,
en el silencio deshojaba un cuento.

Y el sol iba tiñendo de amarillo
y aquel tiempo de luz la rosa toca.
El rocío mojaba y en su brillo
se hacía caricia en medio de su boca.

Una nube curiosa se posaba
sobre su alto verde con espinas
y un misterio de ausencia se miraba
en los conos de sombra de su esquina.

Las hojas del amor se columpiaban
la rosa grís sus pétalos abría.
Una ronda de duendes se acercaba
y un violín a lo lejos se reía.

Gusanillos de seda sobre el suelo
hablaban sin palabras y en su idioma,
mientras la brisa, desde el mismo cielo,
hacía volar un mundo de palomas.

Todo era un renacer y en ese momento
arrancaba el letargo del verano.
Yo me acercaba a ti, callado y lento
y aquella rosa gris ponía en tus manos.





Autor:León Romero


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