POEMAS PARA LA MUJER Escritora Arjona Delia
Escritora Arjona Delia

18 de enero de 2008

Reflexiones

Aprendi y decidi


Después de esperar tanto, un día como otro decidí triunfar, decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo ir a buscarla ,decidí ver cada problema como oportunidad de encontrar una solución, decidí ver cada noche como un misterio a resolver, decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz.

Aquel día descubrí que mi único rival no era mas que mis propias debilidades, y que en estas , esta la única y mejor forma de superarnos , aquel día deje de temer a perder y que no era yo el mejor y quizás nunca lo fui, me dejo de importar quien ganara o perdiera ,ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer.

Aprendí que lo difícil es no llegar a la cima ,sino jamás dejar de subir.
Aprendí que el mejor triunfo que se puede tener es el derecho de llamarle a alguien “ amigo”.

Descubrí que el amor es mas que un simple estado de enamoramiento , “ El amor es la filosofía de la vida”.
Aquel día deje de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente.
Aprendí que que nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás..
Aquel día decidí cambiar tantas cosas.
Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad , desde aquel día ya no duermo para descansar .
Ahora simplemente duermo para soñar......








Si debo elegir.

Donde hallar la felicidad

Yo temia hasta que..

El poder de la risa

Sonríele a la vida

Jamas lo permitas!

Todo se puede!



Las perdidas.


Las Perdidas y Vacíos del Alma


En lugar de seguir rumiando, lamentando y llorando las pérdidas irreparables, como la muerte de un ser querido o un desamor, lo realmente sensato y saludable es reengancharse de nuevo a la vida cotidiana y vivir plenamente cada instante, sin permitir que las penas, las desgracias y los sinsabores del pasado sigan malogrando nuestro presente.
Nadie pone en duda que las pérdidas afectivas y emotivas, por el gran vacío que causan, nos dejan el alma frágil y dolorida.
Es normal que sea necesario pasar por un periodo de “duelo”, pero el peligro que se corre es instalarnos cómodamente en el lamento por la pérdida y no hacer lo posible por volver a la esperanza, la ilusión y las ganas de vivir una vida normalizada.
¿Cómo? Dejándose querer, animar y consolar por amigos y seres queridos, no caer en la tentación de meterse en cama o encerrarse en casa, y librarse de todo recuerdo que pueda reabrir la herida. Pasar página con decisión y hacer balance de todo lo bueno, entrañable y positivo que sigue llegando y enriqueciendo la propia existencia.
Las pérdidas dejan de convertirse en traumas que nos malogran la existencia en el momento en que entendemos que igual que los precios suben, que hay políticos corruptos, que nadie da duros a pesetas, que hay amigos que traicionan y que la mayoría de las promesas no se cumplen, que los amores también se agotan, aunque los haya que duran toda la via.
Las cosas suceden, por las causas que sean, y que no sirve de nada negarlas, ni trinar o maldecir contra ellas y, muchos menos, permitir que nos aplasten y nos condicionen por completo el futuro.
La misma energía que uno emplea en lamentar su suerte, en decir que su vida ya no tiene sentido y que no quiere vivir, tiene que emplearla en decirse a si mismo exactamente lo contrario.





Si debo elegir.

Donde hallar la felicidad

Yo temia hasta que..

El poder de la risa

Sonríele a la vida

Jamas lo permitas!

Todo se puede!

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